Su peculiar aspecto y las leyendas que rodean su origen hacen del Chow Chow uno de los perros que más curiosidad despiertan entre los estudiosos de los canes. Su carácter es reservado y misterioso, y entre sus características más llamativas se encuentra su abundante melena. Son muchas las curiosidades propias de esta raza; te contamos algunas de ellas.
Para empezar, el nacimiento del Chow Chow está repleto de dudas. Se dice que proviene del Spitz y que su nombre hace referencia a la inscripción mandarina «mercancía diversa», que podían leerse en las cajas que transportaron a este perro desde China a Inglaterra a partir de 1780. Allí fue considerado por primera vez como mascota, pues en el país asiático eran usados como alimento. De hecho, la palabra vulgar para indicar que algo es comestible es «chow».
Sin embargo, no fue hasta 1840 cuando se tiene constancia sobre esta raza en Gran Bretaña, cuando un periódico habló sobre la presencia de varios ejemplares en el Parque Zoológico de Londres. Se referían a ellos como «el perro salvaje de China».
Otras teorías afirman que este perro tiene sus antepasados en el oso, apoyándose en su asalvajado aspecto y en el hecho de que, al igual que el oso negro, el Chow Chow tiene la lengua azul; el Shar Pei es la única raza además de ésta que comparte esta característica. Aunque con el paso de los años esta creencia pierde cada vez más fuerza.
Destaca la figura de la marquesa Lady Huntley, quien fundó su propio criadero a finales del siglo XIX a partir de un macho importado de China llamado Peridot. La hija de éste, Peridot II, fue vendida a Lady Granville Gordon, quien se convertiría en la criadora más influyente del país. Junto a su madre crió a Blue Blood, el primer Chow Chow campeón criado en Inglaterra.
Como última curiosidad, esta raza es propensa a padecer una irritación en los ojos llamada entropión, debido a una anormalidad natural que poseen en los párpados. Ésta puede solucionarse mediante una intervención quirúrgica.