Hace ya algunos años que surgió una nueva tendencia en la moda canina, que se basa en teñir el pelo a nuestro perro de distintos colores, convirtiéndole ópticamente incluso en otro animal. Es frecuente en ciudades como New York, Tokio, Pekín, París y Londres, y aunque en España no es una costumbre muy popular, sí está presente en algunos ámbitos.
Son muchas y muy variadas las opiniones que encontramos sobre ello entre los expertos. En primer lugar, hay quien piensa que al teñir el pelo del perro lo estamos «humanizando», algo que no es bueno para su adiestramiento. Además, algunos consideran que al ser un acto completamente alejado de su naturaleza estamos impidiendo que se socialice adecuadamente con otros canes.
Y es que no debemos olvidar que estos animales se conocen y relacionan a través del olfato, y que al aplicar el tinte, camuflamos su olor natural. Esto puede resultar incómodo tanto para el perro al que hayamos teñido como para aquellos que se acerquen a él, llegando incluso a rechazarle. Sin olvidar el estrés que provoca en él el largo proceso de «cambio de look».
Una cuestión de mayor gravedad es la toxicidad que algunos tintes causan en su piel. Muchos de ellos son elaborados con ingredientes naturales y testados en animales, por lo que no tienen por qué resultar nocivos. Sin embargo, otros muchos no cumplen con estas características, aunque así lo indiquen sus fabricantes, debido a la escasa regulación que existe actualmente respecto a estos productos.
Por esta razón el animal puede resultar fuertemente intoxicado mediante estos tintes, que pueden ser absorbidos por la piel o ingeridos cuando el perro trata de limpiarse a sí mismo lamiéndose. Muchas veces esto desemboca en graves daños en su organismo, provocando incluso su muerte. Es lo que ocurre cuando utilizamos tinte para personas.
Por todos estos motivos, si queremos teñir a nuestro perro es imprescindible que lo consultemos previamente con un veterinario de confianza, ya que él sabrá recomendarnos qué productos utilizar y cómo hacerlo para no dañar la salud de nuestra mascota.