Cuando pensamos en los parásitos, solemos remitirnos a los que vemos fuera de nuestra mascota, como las garrapatas. Pero estos parásitos, que viven de nuestra mascota y pueden llegar a afectarle, pueden estar también dentro de ella. Son los menos conocidos parásitos intestinales.
Estos parásitos del intestino pueden no detectarse en los primeros momentos, ya que al principio no muestran síntomas. Pero son enfermedades que pueden derivar en algo más grave, sobre todo si el perro es un cachorro, un anciano o está viejo. Además, siempre hay riesgo de contagio con otros animales y personas.
Hay dos clase de parásitos en el intestino, por un lado las lombrices y por otro las tenias. Una de las formas de contagio más habituales es por las heces de otros animales infectados, sobre todo cuando nuestro perro practica la coprofagia. Esto hace que se contagien rápidamente, aunque si todos los dueños recogiesen las deposiciones, no habría problema.
Si el contagio es breve no suelen verse síntomas. Pero cuando es más grave, habrá otros síntomas, como los vómitos, las diarreas o la delgadez extrema. Además, cuando estas lombrices o tenias ya están por todo el intestino, se pueden ver en las heces claramente.
La mejor forma de evitar este problema es prevenir siempre. Sobre todo si hay niños en casa, que no suelen tener la misma higiene con las mascotas que nosotros. Hay que darles pastillas para desparasitar por dentro, que se pueden comprar en el veterinario. De esta forma, siempre estaremos seguros de que no cogen parásitos internos.
Es algo muy sencillo, pero un gesto que se suele olvidar en muchas ocasiones. Incluso hay formas de desparasitación interna para las personas, cuando se cree que pueden estar infectadas. O para trabajadores que están con perros constantemente, como los de las protectoras de animales.