Esta es una de esas historias que nos conmueven, que tienen un transcurso muy triste, pero un final feliz. Os hablamos de Jake, un perro que fue rescatado de un incendio, abandonado por sus dueños y rescatado de nuevo por el mismo bombero que lo sacó de las llamas, que decidió adoptarlo.
La adopción responsable de perros es un tema del que hemos hablado muchas veces. Muchas personas cogen animales y después no están dispuestos a afrontar los gastos que suponen o las responsabilidades, por lo que terminan abandonándolos como si fuesen muebles o cosas, algo que resulta doloroso para los animales. Pero por suerte hay gente buena todavía, que está dispuesta a dar segundas oportunidades.
El bombero William Lindler era el vecino de los antiguos propietarios del cachorro, que lo tenían en un cobertizo. Una noche comenzó a arder, con el cachorro dentro. El bombero no se lo pensó dos veces y acudió a la llamada con su equipo de bombero, sacando al perro del cobertizo en llamas.
Días después, William acudió al veterinario al que habían llevado al cachorro para saber cómo estaba. Su sorpresa llegó cuando le dijeron que sus antiguos dueños lo habían abandonado porque habían dicho que no podían hacerse cargo de los gastos veterinarios. Sin pensárselo, el bombero adoptó al perro, que tenía el 75% de su cuerpo con quemaduras, con tan solo cuatro semanas de vida.
El perro se fue recuperando poco a poco, y se convirtió en uno más del cuartel de bomberos de Hanahan. Ahora acude a los colegios para ayudar a los niños a aprender sobre seguridad. Tiene su propia placa, y al bombero le gustaría que sacase su certificado como perro de terapia para ayudar a niños que han sufrido quemaduras en incendios, ya que él pudo recuperarse de una mala experiencia y volver a sonreír. Nos alegramos por Jake.