El Bloodhound, denominado también Perro de San Huberto o Chien de Saint-Hubert, es una raza muy conocida por su excelente sentido del olfato, su aspecto entrañable y su capacidad de rastreador. Dócil y tranquilo, es un perro muy inteligente. Te contamos más acerca del mismo.
Su origen se sitúa en Bélgica, en el Monasterio de Andain. Se dice que desciende de los perros que el monje Hubert usaba en sus cacerías durante el siglo VII. Los monjes de este convento cruzaron dichos canes hasta crear al antecedente del Bloodhound, perfeccionando la raza durante los años posteriores. Gracias a su excelente olfato, era utilizado para buscar a los peregrinos que se perdían en los bosques cercanos.
De pelaje corto y fuerte complexión, el aspecto de este perro se caracteriza por un gran tamaño, unas orejas largas y caídas, un hocico prominente y varias arrugas en la piel. Es fuerte y musculoso, y requiere una muy buena higiene respecto a su piel y a su pelo, que debemos cepillar todos los días.
Como decíamos, es una de las razas caninas con el olfato más desarrollado. Es por ello que disfruta olfateando y siguiendo rastros, algo que puede hacerles algo testarudos durante el paseo. Esto hace que a veces sea algo difícil de adiestrar, pues se deja dominar fácilmente por el instinto cuando capta algún olor que le resulta interesante.
El Bloodhound suele ser tranquilo y paciente. Generalmente es cariñoso con los suyos, y aunque puede mostrar desconfianza hacia los desconocidos, normalmente no presenta problemas de agresividad. Puede ser algo tímido e independiente, pero también sociable y afectuoso.
Respecto a su salud, esta raza es propensa a engordar, por lo que es conveniente racionar su comida diaria en tres tomas. Además, tiende a sufrir problemas estomacales, así como displasia de cadera, infecciones de oído y conjuntivitis. Su media de vida se estima en unos 12 años.