Principales síntomas de la parvovirosis canina

Perro en el veterinario.

El parvovirus o parvovirosis canina es una enfermedad viral de alta gravedad para los canes, especialmente para los cachorros y los ancianos. Afecta notablemente al sistema digestivo del perro, provocando microorganismos que se instalan en la mucosa que recubren sus paredes y se extienden por el resto del organismo. Si no se toman medidas a tiempo, el virus del parvo puede ser mortal, por lo que es importante conocer sus síntomas para buscar atención veterinaria cuanto antes.

La enfermedad ataca principalmente al sistema gastrointestinal, a los glóbulos rojos y, en los casos más graves, al corazón. Es altamente contagiosa, pues se transmite por vía oral y a través del contacto con heces infectadas o con otros materiales contaminados: el suelo, el agua, el collar, etc. También se propaga mediante el contacto directo con otros perros infectados o por vía intrauterina, y aunque puede ser contraída por los seres humanos, es imposible que sea un perro el que nos la transmita (y viceversa).

Este virus es muy resistente a las distintas condiciones ambientales y a los productos de limpieza habituales, por lo que a la hora de desinfectar un material contaminado debemos hacerlo con cloro y agua lavandina, que son los más eficaces. De lo contrario, el parvo puede vivir durante meses adherido a una determinada superficie.

Una vez contraída, la parvovirosis canina tarda entre tres y cuatro días en manifestarse. El primero de sus síntomas es la fiebre (40 – 41ºC), y desde el sexto al doceavo día aproximadamente podemos apreciar otros como los siguientes:

  • Desánimo o depresión.
  • Diarreas (normalmente con sangre).
  • Vómitos espumosos y pérdida del apetito.
  • Debilidad generalizada y dificultad para respirar.
  • Deshidratación ocasionada por los vómitos y diarreas.
  • Heces de color amarillo grisáceo.
  • Problemas cardiovasculares.

A pesar de ser una enfermedad muy extendida, aún se desconocen muchos datos sobre la parvovirosis canina, y por ello sus síntomas a menudo se confunden con los de otras patologías. Por esta razón debemos acudir al veterinario ante la menor sospecha, ya que el perro puede perder la vida entre las 48 y las 72 horas posteriores a la aparición de estos signos. En cachorros menores de 6 meses, es muy común la muerte súbita.

Debido a su relativamente reciente descubrimiento, no existe una cura específica para este virus. No obstante, si se detecta y trata a tiempo puede curarse mediante medicación específica para cada uno de los síntomas. Durante el proceso, el perro no puede estar en contacto con otros, y es necesario desinfectar en profundidad toda la casa para que no vuelva a contraerla. Por otro lado, es común que queden efectos secundarios de por vida.

La mejor manera de combatir esta enfermedad es la prevención. Para ello es imprescindible cumplir rigurosamente con el calendario de vacunación impuesto por el veterinario. Es importante también que mantengamos ciertas normas de higiene tanto respecto a nuestra mascota como a su entorno (lavar sus cuencos de agua y comida habitualmente, guardar la comida en un espacio limpio, etc.). Asimismo, se recomienda evitar el contacto con perros de orígenes desconocidos.


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