El Setter Inglés es una de las razas más llamativas gracias a su aspecto elegante y a su porte sofisticado. Dócil e inteligente, se trata de un perro excelente como animal de compañía, pues es fuerte, cariñoso y amigo de los niños. Y aunque puede ser muy activo, su carácter suele ser muy equilibrado.
La historia del Setter Inglés se remonta al año 1.500, aproximadamente. Fue creado en Francia, mediante el cruce de varias razas, como el Braco Alemán. Se dice que fue el criador Sir Lawerack quien popularizó a este perro en el año 1825, por lo que a veces se le conoce como «Setter Lawerack». En principio, fue criado para ayudar a sus dueños en el trabajo de campo, y por ello tienen un instinto cazador notablemente desarrollado.
En cuanto a su comportamiento, destaca el gusto de esta raza por las actividades al aire libre, por lo que es conveniente proporcionarle grandes paseos diarios. Estos perros a menudo son nerviosos, muy activos, pero también dóciles y de buen carácter. Son perfectos para convivir con niños, y suelen responder bien a las clases de adiestramiento.
No es común que se muestren dominantes con los demás perros, aunque pueden serlo con sus propios dueños. No obstante, es difícil que presenten un carácter agresivo, pues el Setter Inglés es normalmente un perro muy afectuoso. Es por ello que no es una mascota recomendable como protector del hogar.
Respecto a su aspecto destaca su largo y sedoso pelaje, que requiere un cepillado frecuente, así como una higiene adecuada. En general, esta raza goza de buena salud, aunque tiende a acumular suciedad en sus oídos y a la aparición de ácaros en esta zona. Además, su piel es muy sensible, por lo que pueden sufrir afecciones cutáneas como reacciones alérgicas, dermatitis u otras irritaciones.