Al igual que ocurre en las personas, el frío puede provocar resfriado en los perros, cuyos síntomas son muy similares a los nuestros. Sin embargo, a veces son complicados de diagnosticar, ya que sus señales pueden confundirse fácilmente con otros problemas. Por ello es importante que conozcamos bien cómo se manifiesta esta enfermedad en nuestra mascota.
El término que usan los veterinarios es infección respiratoria superior, y es causada por virus parecidos a los que afectan al ser humano, aunque no son los mismos. Los perros también pueden contagiarse entre ellos, y requieren tratamiento médico para evitar que el constipado se agrave.
El primer síntoma suele ser los estornudos constantes, acompañados de una abundante mucosidad. También es frecuente la tos y el dolor de garganta, que puede dar lugar a vómitos leves. Asimismo, son muy comunes las dificultades respiratorias, que se manifiestan a través de respiraciones fuertes y pequeños silbidos.
Es posible que nuestro perro pierda el apetito cuando esté resfriado, ya que sentirá un importante malestar general. Disminuirá su nivel de energía y se mostrará decaído, cansado y triste. Puede también que sus ojos estén más llorosos de lo habitual, y que sufra dolor de cabeza. Manifestará este último síntoma huyendo de las zonas ruidosas y de la luz. Por último, puede presentar algunas décimas de fiebre.
Antes estos síntomas es necesario que acudamos a un veterinario para que pueda administrar los medicamentos adecuados. Suele prescribir un tratamiento antibiótico, especialmente si la causa del constipado es una bacteria. Si el virus ha afectado al estómago del animal, será necesario que siga una dieta blanda durante algunos días e incluso administrarle un protector de estómago.
Jamás debemos dar a nuestro perro medicinas indicadas para los seres humanos, ni hacerle tomar medicación sin consultar antes con un veterinario de confianza. De lo contrario, podríamos provocar una sobredosis en el organismo del animal, acarreando graves consecuencias.