En varias ocasiones hemos analizado los beneficios que nos aporta convivir con un animal tan cariñoso, noble y alegre como el perro. Diversos estudios afirman que su compañía nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo, y que sus muestras de afecto provocan en nosotros un aumento de producción de serotonina, oxitocina y prolactina. Esta vez nos centramos, en concreto, en los beneficios de acariciar a nuestro perro.
1. Disminuye el estrés y la ansiedad. Un estudio llevado a cabo por la psiquiatra Sandra Baker en Virginia (Estados Unidos) demostró que las ondas cerebrales asociadas con la disminución de la hormona del estrés (cortisol) aumentan después de haber pasado un rato acariciando a un perro, lo que nos ayuda a calmarnos y a reducir la ansiedad. Lo mismo ocurre con el animal, que se muestra más tranquilo y confiado tras una sesión de mimos.
2. Fortalece el sistema inmunológico. La convivencia con un can supone la exposición directa con determinadas bacterias y gérmenes, lo que nos ayuda a crear defensas contra estas sustancias. De hecho, según los expertos los niños que crecen con una mascota en casa tienen menos probabilidades de desarrollar alergias y asma.
3. Mejora el estado de ánimo. Al acariciar a nuestro perro liberamos una mayor cantidad de endorfinas, lo que hace que nos sintamos más felices. Por ello es recomendable adoptar un animal en casos de depresión y ansiedad.
4. Nos hace más sociables. El contacto directo y habitual con un perro mejora nuestra capacidad de sociabilidad; de ahí que estos animales sean frecuentemente utilizados en terapias con personas que presentan dificultades para interactuar con los demás.
5. Previene enfermedades cardiovasculares. La tranquilidad que nos aporta el contacto físico con el can nos ayuda a reducir el ritmo cardíaco y la presión arterial. Además, hacernos responsables de un perro implica que demos pequeños paseos diarios, lo que también favorece un buen estado de nuestro corazón.