Brackets para perros, ¿cómo funcionan?

Colmillos de un labrador.

Aunque no es una práctica muy conocida, la ortodoncia canina es esencial para acabar con determinados problemas relacionados con la posición de los dientes. La dentadura demasiado torcida puede acarrear importantes heridas en la boca de los perros, causando con ello infecciones que derivan en graves enfermedades. Es por ello que los brackets para canes son cada vez más populares.

Los brackets son recomendables cuando se produce una maloclusión en la boca del animal; es decir, la mandíbula no encaja correctamente. También es necesario cuando existe linguoversión (los colmillos inferiores han crecido hacia adentro) o cuando los colmillos superiores se desarrollan hacia afuera. Si no se solucionan estos problemas, las consecuencias pueden ser fatales para nuestra mascota.

Sólo un veterinario cualificado puede llevar a cabo este tratamiento y determinar qué procedimiento es el más adecuado en cada caso. Existen varios, que el especialista debe aplicar en función de las características de cada perro. De hecho, la ortodoncia no es apta para algunos canes, ya sea por problemas de comportamiento o por condiciones de salud poco favorables.

La ortodoncia canina ha ganado fama durante los últimos meses gracias a Wesley, un cachorro de golden retriever que está recibiendo este tratamiento a causa de un problema de maloclusión. El animal tenía problemas para abrir y cerrar la boca adecuadamente debido a que sus dientes estaban creciendo en la posición equivocada. «Dejó de ganar peso e incluso empezó a perderlo», explica su dueña, Molly Moore, veterinaria de profesión.

Afortunadamente su pareja, veterinario especializado en ortodoncia canina, le colocó unos brackets que corrigieran sus dientes, con la ayuda del equipo de la clínica donde trabaja, llamada Harborfront Hospital for Animals (Michigan, Estados Unidos). Cuando se publicó la imagen de Wesley en las redes sociales del centro, el caso se hizo viral y famoso internacionalmente.

A pesar de todo esto, los brackets caninos son algo muy poco habitual, a los que se recurre sólo en caso de extrema necesidad y con el fin de mejorar la calidad de vida del perro, sin tener en cuenta el factor estético. La duración de estos tratamientos ortodónticos es aproximadamente de entre 6 meses y un año, tiempo durante el cual el animal no podrá comer alimentos muy duros ni morder juguetes rígidos. Además, el dueño debe limpiar diariamente la dentadura de su mascota para evitar infecciones.


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