Pequeño, fuerte e inteligente, el West Highland White Terrier destaca por su adorable aspecto y su carácter enérgico. Conocido generalmente como Westy, este perro a menudo es algo testarudo y un poco desobediente, pero también cariñoso y muy atento con los niños. Además, suele gozar de buena salud.
Se cree que sus orígenes están en el oeste de Escocia, concretamente en la región de Argyll. Allí sus antepasados, los Cairn Terriers, eran criados para la caza de zorros y conejos durante el siglo XIX. De ellos, los de color blanco no eran considerados útiles, ya que no podían camuflarse fácilmente en un ambiente natural.
Esto cambiaría gracias al Mayor Malcolm de Poltalloch, quien comprobó que los perros de color marrón o rojizo podían ser confundidos con sus presas y decidió criar únicamente ejemplares blancos. Éstos se mezclarían con otros terriers escoceses hasta dar lugar a la raza del West Highland, hacia 1904. Años después comenzó a ser considerado como animal de compañía.
Es una de las razas más dinámicas y alegres que podemos encontrar. Es amable, inteligente y testarudo, por lo que deberemos ser estrictos respecto a su adiestramiento. Fiel a sus dueños, defiende con fiereza su territorio frente a la más mínima señal de alarma. Sin embargo también es muy sociable, por lo que acaba aceptando a los extraños una vez ha pasado algún tiempo con ellos. Seguro y entusiasta, es altamente activo, por lo que requiere largos paseos diarios.
En cuanto a sus cuidados particulares destaca su doble pelaje, que debemos cepillar cada día, manteniéndolo limpio y sin nudos. El Westy no muda el pelo, por lo que es necesario que retiremos el pelo muerto con el cepillado. De esta forma evitaremos la dermatitis, a la que es propensa esta raza. La higiene bucal también es fundamental, ya que tiende a acumular sarro.