El labrador es un perro muy sociable por naturaleza, que se lleva estupendamente bien con otros animales y personas. Pero, como todos los canes, necesita que le enseñen, ya desde que es un cachorro, algunas normas básicas de convivencia para evitar problemas futuros.
Así pues, si acabas de adquirir uno, tras leer este artículo sabrás cómo adiestrar a un labrador.
El adiestramiento debe empezar el primer día
Aunque de cachorro hace algunas cosas que nos encantan y que nos pueden resultar incluso divertidas, tales como subirse encima de nosotros, mordisquear algunos objetos o incluso gruñir de vez en cuando, tenemos que adoptar el papel de educadores nada más meterlo en casa. Pero eso sí, de educadores que respetan al animal en todo momento.
De hecho, no es buena idea obligarle a hacer nada, ya que así lo único que se conseguirá es que nos tenga miedo. Y con miedo nadie puede aprender. Tenemos que ser firmes con nuestras decisiones, pero nunca hay que pegar ni gritar a un animal. Además, el labrador es un perro que siempre está dispuesto a aprender, por lo que enseñarle a comportarse realmente es mucho más fácil de lo que en un principio podríamos pensar.
Ponle límites… ¡y no los modifiques!
Al igual que nuestros padres nos pusieron límites a nosotros de pequeños para que estuviéramos seguros en casa y no tuviéramos problemas en un futuro, con nuestro perro debemos hacer exactamente lo mismo. Por ejemplo, si no queremos que se suba al sofá, no lo dejaremos que lo haga ni una sola vez, ya que si lo hace aunque sea una, luego será difícil hacerle entender que ya no puede hacerlo.
Toda la familia debe de colaborar en su adiestramiento, y todos deben de enseñarle lo mismo, pues de no hacerlo así se le creará confusión al animal y acabará haciendo lo que quiera.
Si quieres saber más sobre el labrador, aquí tienes un artículo sobre su carácter.