Cuando no se quiere que la peludita tenga cachorros, lo más recomendable es llevarla al veterinario para que la castren. Durante la intervención, le extirparán las glándulas reproductoras, de modo que no sólo se va eliminar todo riesgo de embarazo, sino que además la perra no va a tener más el celo.
Así, se podrá disfrutar de una relación muy especial, pues si está enseñada y es sociable podremos dejarla suelta por el parque o por la playa sin tener que preocuparnos por nada; y eso por no hablar de que se suele volver más tranquila 🙂 . Pero, para que todo vaya bien, es muy importante darle muchos mimos durante el post-operatorio. Por ello, si acabas de llevar a operar a tu amiga, a continuación te diremos cómo cuidar a una perra recién castrada.
Llévala a una habitación tranquila
Una vez que estéis en casa, lo primero que tienes que hacer es dejarla en una habitación donde pueda estar tranquila y relajada, sobretodo si todavía está bajo los efectos de la anestesia. Es muy importante que la pongas encima de una cama cómoda y que la tapes con una manta, pues hasta que no esté completamente despierta no podrá regular su temperatura corporal y, aunque sea verano, podría coger frío. Por este motivo, es también muy importante que no haya corrientes de aire frías. Sí que puedes tener la calefacción puesta (de hecho, es algo que le irá muy bien), pero no enchufes el ventilador ni pongas en marcha el aire acondicionado, ni, tampoco, abras las ventanas.
En el caso de que haya niños u otros animales en casa, hasta que la perra no se pueda mover, será mejor no molestarla.
Proporciónale agua y comida
Si bien durante ese mismo día lo más normal es que no quiera beber ni comer, a partir del segundo sí que volverá a hacerlo. Por ello, tienes que dejarle un bebedero y un comedero lleno, a ser posible con comida húmeda para perros. El pienso seco no huele tanto ni tiene tanto sabor como las latas, por lo que puede que no lo quiera.
No hay que obligarla a comer, pero si pasan más de dos días y no lo ha hecho, será necesario llevarla al veterinario pues de lo contrario su salud podría correr peligro.
No la dejes sola
Durante al menos las primeras 24 horas después de la cirugía, no debes de dejarla sola en ningún momento. Lo más probable es que se pase gran parte del tiempo durmiendo, pero es fácil que termine haciéndose daño si nadie la vigila. Además, necesita que esté alguien a su lado que le haga compañía y le dé cariño.
Si tienes que salir de casa obligatoriamente, por ejemplo, para trabajar, pídele a alguien que esté con ella.
Evita que se lama las heridas
Tras la intervención, el veterinario puede haberle puesto un collar isabelino, pero si no ha sido así, pídele que se lo ponga o adquiere uno en las tiendas de animales. Otras opciones son conseguir una almohadilla cervical inflable, la cual evitará que pueda girar su cabeza, o bien ponerle una camiseta.
Es conveniente que no se lama, pues las heridas podrían infectarse. Las heridas sanas se ven secas, sin que salga ningún tipo de secreción del corte. En el caso de que huela mal, le salga pus o sangre, y de que la perra se vea triste o apática, hay que llevarla al veterinario para que la examine y la empiece a tratar.
Además, deberás de darle los analgésicos que le haya recetado el profesional.
Vuelve a su rutina diaria, pero con calma
A los cuatro o cinco días lo más normal es que la perra ya quiera volver a su rutina normal. Esto significa que tendrá ganas de salir a la calle, de jugar, … en definitiva, de hacer vida de perro 🙂 . Pero como la cirugía está todavía muy reciente tú tendrás que vigilarla un poco y evitar que se haga daño. Así, tendrás que:
- Ayudarla a subir y bajar del coche.
- Sacarla a pasear, pero dando paseos cortos de no más de diez minutos.
- No jugar de manera brusca.
Así, poco a poco, podrá volver a su vida normal.