Cómo evitar la torsión de estómago en nuestro perro

La torsión de estómago o torsión gástrica es una enfermedad de extrema gravedad.

La torsión de estómago o torsión gástrica es una enfermedad de extrema gravedad que afecta a perros de cualquier tamaño, aunque los de raza grande son más propensos a sufrirla. Requiere tratamiento veterinario inmediato.

¿Qué es la torsión de estómago?

En términos simples, se trata de una especie de “estrangulamiento” del propio estómago, que debido a la debilidad de sus ligamentos, se gira sobre sí misma. Cuando pasa esto, el perro no puede desechar el contenido del estómago, de manera que ejerce una fuerte presión sobre los otros órganos.

Como consecuencia, las arterias, venas y vasos sanguíneos del aparato digestivo se comprimen, por lo que se interrumpe la circulación de la sangre. Esto provoca que el funcionamiento de algunos órganos comience a fallar, lo que puede llevar al can a la muerte.

Principales causas

Se desconocen las causas exactas de la torsión de estómago, aunque los expertos afirman que los perros de raza grande son más propensas a sufrirla, como el gran danés, el pastor alemán o el bóxer. Los canes de pecho profundo, como el caniche o el weimaraner, también tienen más probabilidades.

Los veterinarios también sospechan que algunos hábitos pueden favorecer la aparición de este problema. Como ejemplo, podemos nombrar los siguientes:

  1. Ingesta excesiva de comida o agua: cuando un perro come o bebe de forma excesiva y continuada, promueve la torsión gástrica. Esta costumbre provoca la acumulación de gases en el estómago, lo que da lugar a este trastorno.
  2. Causa genética. Los especialistas están estudiando esta posibilidad. Es probable que los perros con antecedentes familiares sean más propensos a padecer esta enfermedad.
  3. Estrés y/o ansiedad. La torsión de estómago aparece con mayor frecuencia en perros que sufren un alto nivel de estrés.

En cualquier caso, como decíamos anteriormente, no existen evidencias científicas sobre estas causas. Actualmente los veterinarios estudian diversas hipótesis, incluida la que relaciona esta enfermedad con los desajustes hormonales.

Síntomas

Los síntomas de la torsión de estómago son numerosos y graves. Si no se tratan a tiempo pueden ser letales para el animal, por lo que hay que acudir al veterinario ante la más mínima señal. Algunos de los síntomas más frecuentes son:

  1. Hinchazón y dolor abdominal.
  2. Dificultades respiratorias
  3. Náuseas y vómitos.
  4. Diarrea.
  5. Debilidad y apatía.
  6. Salivación excesiva.
  7. Inapetencia.
  8. Aceleración del ritmo cardíaco.
  9. Nerviosismo.

Tratamiento

La torsión gástrica necesita tratamiento veterinario urgente. Una vez el especialista haya confirmado el diagnóstico (para ello es necesario una radiografía), administrará antibióticos y otros fármacos por vía intravenosa. Después, se realizará una operación.

La cirugía es imprescindible en este caso. Para ello se anestesia completamente al perro y, con el uso de una sonda orogástrica, se descomprime su estómago y se hace un lavado interno. Tras ello, se fija el estómago a la pared costal para evitar que vuelva a ocurrir; a este procedimiento se le denomina gastropexia.

La recuperación depende del estado de la enfermedad. Si está demasiado avanzada, las posibilidades de mortalidad son altas aunque se haya realizado la cirugía. Por lo general, los canes que superan las 48 horas posteriores a la operación salen adelante.

Medidas para prevenirla

Podemos tomar algunas medidas para reducir el riesgo de que nuestra mascota sufra esta enfermedad.

1. Repartir la ración de comida diaria. Lo mejor es dividir la cantidad de comida correspondiente a un día completo en tres dosis: desayuno, comida y cena. Esto facilita la digestión.

2. Reposo después de comer. Esperemos al menos media hora después de su comida para pasear. Y en ningún caso debemos obligar al perro a realizar ejercicio físico intenso justo antes ni después de comer.

3. Evitar que beba bruscamente. A veces los canes calman su sed bebiendo demasiada agua de golpe, lo que favorece la aparición de esta enfermedad. Si advertimos este comportamiento, tendremos que procurar que beba poco a poco, retirándole el agua durante unos minutos para volvérsela a ofrecer después.

4. Platos especiales. Si nuestro perro come muy deprisa, lo mejor será que compremos platos especiales para ralentizar el proceso. Se trata de unos recipientes que incluyen pequeñas irregularidades en su interior, de manera que el animal se ve obligado a comer más despacio.

5. Reducir el estrés. El estado de ánimo de nuestro perro es vital para su salud. El ejercicio moderado, los juegos frecuentes, el cariño y el silencio, le ayudará a evitar el estrés, y con ello, las enfermedades.


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