Ganarse el respeto de un perro pasa por tener un animal equilibrado y que además hayamos educado bien. Los perros no pueden morder a sus dueños y no deben desobedecer cuando les decimos algo, ya que demuestra que no nos consideran como líderes. Sin embargo, ganarse este estatus cuesta tiempo y esfuerzo.
Hay algunas razas que sin duda son más fáciles de adiestrar y muestran mucho respeto por los suyos. No obstante, con otras tendremos más trabajo, como sucede con el caso de los nórdicos, que son muy independientes y pueden llegar a mostrarse poco atentos a sus dueños.
Qué es el respeto
Cuando hablamos de respeto hablamos de una mascota que tiene en cuenta el bienestar de su dueño y que además lo considera como su líder. Nos obedece a la hora de darle una orden y además nunca traspasaría límites como el tener un mal gesto con nosotros. Un perro que nos respeta deja que le saquemos la comida en cualquier momento, nunca nos muestra los dientes o tiene gestos de dominancia y obedece. Pero crear este vínculo y este respeto lleva tiempo.
Crea un vínculo
Si has sido dueño de alguna mascota en alguna ocasión seguro que sabrás de qué te estamos hablando. El vínculo es algo muy importante, ya que se trata de una conexión especial que hay entre el perro y su humano. Cuanto más tiempo pasamos juntos más nos entendemos sin tener que hablar, solo con señas, y más unidos estamos. Crear este vínculo con nuestra mascota nos asegura un respeto mutuo por las necesidades del otro. Además, nuestra mascota entenderá nuestro estado de ánimo y se mostrará mucho más atenta.
Educación y disciplina
En la vida del perro debe haber educación y disciplina. Esta es la base para que tenga respeto y no haga cosas que nos perjudiquen, como morder los muebles, o se muestre desobediente y altivo. Hay muchos perros que tienen un carácter fuerte, lo que los hace mucho más dominantes. En este tipo de perros debemos trabajar mucho más con la disciplina, ya que se trata de animales que tienden a creerse por encima de sus dueños, no respetando las órdenes que les dan. El perro debe entender que somos nosotros los que marcamos las pautas. Con estos perros hay que trabajar a diario con la enseñanza en positivo. Hay que premiarlos cuando hacen aquello que le estamos ordenando. La disciplina y la obediencia se trabaja a diario con el perro.
Aprende con el juego
El juego puede ser una buena forma de aprendizaje para el perro, por lo que también podemos aprovecharlo. Jugar con el perro ayuda a ambos a mejorar ese vínculo y además es una forma de que aprendan. Un juego tan simple como el de tirar la pelota puede enseñarles a ser más pacientes y a hacernos caso cuando les pedimos que devuelvan la pelota. Además, el ejercicio físico ayuda a crear un perro más equilibrado, ya que realiza el deporte necesario para rebajar sus niveles de energía diarios. Después de una buena sesión de energía el perro estará más receptivo para el entrenamiento.
La hora de la comida
Este es uno de los momentos más delicados que tenemos con nuestra mascota. La hora de la comida para ellos es algo muy importante y hay perros que son muy posesivos y territoriales con ella. Si nos respeta, el perro se apartará cuando se lo digamos, a pesar de tener el aliciente de la comida. Esto hay que practicarlo desde que son pequeños, para evitar que tengan malos gestos o se vuelvan dominantes con ella. Hay que hacer que esperen antes de abalanzarse sobre ella, y esto solo se consigue con la práctica diaria. Nos pondremos delante de ellos y haremos que se sienten. Pondremos el cacharro frente a ellos parándolos si se mueven para ir a comerla. Es importante que no comiencen a comer sin que se lo hayamos ordenado. Este gesto denotará un respeto y obediencia por su dueño.