Los perros son animales que pueden llegar a ser muy glotones. Esta glotonería a veces puede causarles problemas, ya que se pueden tragar cosas que o no están en buen estado, o que no son aptas para consumo canino. Por este motivo, es conveniente saber cómo hacer vomitar al perro, para que de esta manera podamos evitar que el can acabe teniendo problemas de salud.
Sigue estos consejos para lograr que tu compañero expulse aquello que le puede hacer mal.
Antes de nada, es importante que sepas que en determinadas situaciones que ahora veremos, lo más aconsejable es llevarlo al veterinario para que sea él quien se encargue de inducirle el vómito.
Cuando no hay que hacer vomitar al perro
Como sabemos, a veces nuestros canes nos dan algún que otro susto, por lo que es conveniente que evitemos dejar a su alcance cualquier objeto cortante, producto corrosivo o medicamentos, ya que de lo contrario podría tragárselo. En el caso de que nos descuidemos, o si durante el paseo termina por llevarse a la boca, por ejemplo, un hueso grande, no le haremos vomitar.
Tampoco podremos hacerlo si ya ha pasado mucho tiempo desde que ocurrió el incidente (habitualmente más de 2 horas), o si el animal se encuentra débil, inconsciente, tiene convulsiones, problemas para respirar o ya está vomitando, ya que podrían obstruirse sus vías respiratorias y aumentar el riesgo de neumonía por aspiración.
- Nunca inducir si ingirió corrosivos (lejía, limpiadores de desagüe), destilados de petróleo (gasolina, queroseno) o tensoactivos espumantes (detergentes), porque queman al subir por el esófago.
- Evita la emesis si desconoces la sustancia ingerida: consulta primero con tu veterinario.
- No provocar el vómito con objetos afilados o grandes (vidrio, plástico duro, huesos) por riesgo de desgarros internos.
Cómo hacer que el perro vomite
Hacer vomitar a un perro, siempre que no nos encontremos en una de las situaciones antes mencionadas, es más fácil de lo que parece. Para ello, necesitaremos agua oxigenada al 3%, un vaso, una jeringa sin aguja y agua normal.
Dependiendo del peso del animal, tendremos que administrarle una dosis específica de agua oxigenada. Por ejemplo, si tu perro pesa 5 kg, tienes que darle 5 ml de agua oxigenada; y si pesa 20 kg, 20 ml. Hay que poner la dosis exacta, por lo que la jeringa nos será de gran ayuda. Las guías actuales aceptan un rango de 1–2 ml/kg de H2O2 al 3% (máximo aproximado de 50 ml por dosis). Algunas fuentes recomiendan 1 cucharada por 4,5 kg; confirma con tu veterinario qué pauta es más adecuada para tu caso.
Para preparar el remedio, hay quien lo diluye a partes iguales en agua, pero también se puede administrar sin diluir si es estrictamente al 3% y se hace con cuidado para evitar que el perro inhale el líquido. Después, dásela por vía oral con jeringa apuntando a la comisura de la boca y no al fondo de la garganta, y hazle caminar un poco para que el remedio pase cuanto antes al estómago. Ofrecer un bocado pequeño de comida puede facilitar el vómito si han pasado unos minutos desde la ingesta. Si transcurren 10–15 minutos y no ha vomitado, puedes repetir una sola vez (algunas guías permiten hasta 3, pero es más seguro no superar 2 sin indicación veterinaria). Si tras esta repetición no vomita, acude al veterinario.
Mientras vomita, llévalo a un lugar donde pueda hacerlo con tranquilidad y permanece a su lado. No dejes que reingiera el contenido expulsado y, si puedes, guarda una muestra en un recipiente para enseñarla al veterinario.
Pasos previos y avisos importantes
- Retira restos de la boca con abundante agua si los ves y aléjalo del foco de la sustancia.
- Ten a mano el teléfono del veterinario o un centro de urgencias para consultar dudas.
- Si el perro es braquicéfalo o tiene enfermedad respiratoria, extrema las precauciones por mayor riesgo de aspiración.
Métodos que NO debes usar
- Sal, mostaza o jarabe de ipecacuana: riesgo de hipernatremia, alteraciones electrolíticas y toxicidad cardiaca.
- Introducir los dedos en la garganta: ineficaz y peligroso (mordeduras, lesiones).
- Leche o aceite: pueden causar diarrea o acelerar el tránsito, no son eméticos.
¿Qué harán en la clínica veterinaria?
Si el caso requiere manejo profesional, el equipo puede optar por apomorfina (emético de elección en perros) en un entorno controlado. Tras conseguir la emesis, es frecuente administrar carbón activado (1–4 g/kg VO) para reducir la absorción del tóxico y, si el vómito es persistente o causa malestar, aplicar maropitant u otros antieméticos. En casos no candidatos a emesis, pueden realizar lavado gástrico bajo sedación y soporte con fluidoterapia y monitorización.
Sustancias y escenarios frecuentes
- Alimentos y tóxicos: chocolate, uvas/pasas, cebolla, ajo, xilitol, cafeína, alcohol.
- Medicamentos humanos: ibuprofeno, paracetamol, aspirina y otros fármacos; consulta siempre al veterinario.
- Rodenticidas anticoagulantes y plantas peligrosas (p. ej., marihuana, metilxantinas): la emesis temprana puede ayudar si es reciente.
Tras la emesis, observa su estado general, evita el ejercicio intenso y consulta si aparecen signos como letargia, tos, arcadas continuas o sangre en el vómito. El profesional valorará si precisa analíticas, hospitalización o más dosis de carbón activado.
Así seguro que pronto podrá volver a correr ..