Cómo regañar a un perro sin hacerle daño: pautas claras, alternativas y refuerzo positivo

  • Corrige en el momento con un “no” firme, sin gritar ni usar su nombre.
  • Evita castigos físicos; usa redirección y castigo negativo leve (retirar atención).
  • Refuerza lo correcto con caricias, juego o comida para consolidar hábitos.
  • Identifica causas (ejercicio, estrés, aburrimiento) y ofrece alternativas adecuadas.

Cómo regañar a un perro

Seguro que más de una vez te ha asaltado la duda de qué hacer para conseguir que entienda que ha hecho algo mal; cómo regañar a mi perro de una manera eficaz sin que pueda perjudicarle. Todos alguna vez nos hemos planteado esa misma pregunta, y es probable que hayas escuchado decir que hay que pegarles con un periódico o similares, o que hay restregarle el morro por su orina para que no lo haga más. Estas técnicas están muy anticuadas, y además no han demostrado ser nada útiles; más bien al contrario: al actuar de ese modo, lo único que conseguiremos es tener un perro miedoso, que huirá de nosotros.

Así que, ¿cómo se puede regañar a un can sin hacerle daño?

Para conseguir tener un compañero peludo educado y feliz, son necesarias tres cosas: paciencia, constancia y respeto. Cuando falta alguna de ellas, educar a un perro se convierte en una empresa harto difícil, muy complicada, hasta el punto de que enseguida podríamos perder los nervios y hacer cosas que no debemos y que pueden ser perjudiciales para el perro. Asimismo, no podemos regañarlo si en ese momento dado nos sentimos enfadados, porque tampoco surtiría efecto o, al menos, no el deseado.

Si queremos hacerle entender que ha hecho algo mal, tenemos que pillarlo al momento; es decir, no podemos regañarle por algo que ha hecho por la mañana o el día anterior, ya que simplemente no tienen la capacidad que tenemos nosotros de asociar situaciones pasadas con reacciones presentes.

Cómo regañar a mi perro

Así pues, es muy recomendable que, enseguida que se porte mal, decirle un NO firme (sin gritar) e ignorarle por 10 segundos, tras los cuales podremos darle un premio siempre que haya cambiado su actitud. En el caso de que se haya orinado en el suelo (o que tenga intención de hacerlo), además, lo sacaremos al jardín o pasear.

Si ha destrozado un mueble, zapatos o ropa, por muy poco que nos guste la situación tenemos que ser pacientes y buscar la causa de su comportamiento: ¿hace poca actividad física?, ¿juega con la familia todos los días varias veces?, ¿cómo está de ánimo?. Respondiendo a estas preguntas podremos solucionar el problema, evitando así que vuelva a ocurrir.

Mucho ánimo.

Reglas básicas para corregir sin hacer daño

No grites ni uses su nombre para reñir. Emplea un “no” o “eh” cortos, en tono firme, sin elevar la voz. Evita sermones largos porque el perro no los entiende y pueden generar estrés y miedo.

La corrección debe ser inmediata. Reñir a destiempo (por ejemplo, al volver a casa y ver un destrozo) no funciona; solo crea confusión. Interrumpe la conducta cuando ocurre y redirige a una alternativa válida: si muerde tus zapatos, ofrécele uno de sus juguetes.

Nunca apliques castigo físico ni medidas severas como atarlo o encerrarlo a oscuras. Además de dañar el vínculo, tu perro podría asociar la correa con algo negativo y rechazar los paseos.

Usa el “castigo negativo” leve cuando proceda: retirar atención o detener el juego si muerde fuerte. Es una forma segura de indicar que una conducta hace que pierda algo que valora, sin necesidad de asustarlo.

Ofrece alternativas claras y premia cuando acierte. La constancia en las reglas evita confusiones: si no quieres que se suba al sofá, mantén la norma siempre igual y refuerza cuando se quede en su cama.

Corregir a un perro sin hacerle daño

Refuerzo positivo y cómo aplicarlo

Premia el buen comportamiento con caricias, palabras (“muy bien”) o una golosina. Reforzar lo correcto hace que tu perro lo repita con más frecuencia y aprenda más rápido que con castigos.

Marca el acierto con una señal breve (por ejemplo, “sí”) y entrega el premio. Evita depender solo de comida; alterna con juego o atención para mantener la motivación equilibrada.

Redirección + premio: si toma algo indebido, intercámbialo por un juguete atractivo y refuerza el cambio. Así aprende qué sí puede morder, sin conflictos.

Interrupción auditiva segura: puedes hacer un sonido suave (palmada o “eh”) para cortar la conducta, pero sin generar miedo. Evita ruidos fuertes con intención de asustar; el objetivo es interrumpir, no atemorizar.

Señales y tono de voz al regañar a un perro

Causas frecuentes del mal comportamiento

Antes de corregir, identifica el motivo de la conducta. Muchas acciones son naturales (escarbar, ladrar, perseguir, morder) y surgen por falta de ejercicio, estrés o aburrimiento. Aumentar paseos, juego de olfato y masticables adecuados reduce problemas. El juego con frisbee y otros ejercicios físicos puede ayudar a canalizar esa energía.

Si hay destrozos en soledad, valora el manejo del entorno (retirar objetos tentadores, enriquecer su espacio) y la rutina. Un perro con necesidades cubiertas aprende y obedece mejor.

Cachorros y perros adultos: matices clave

En cachorros, prioriza prevenir y enseñar alternativas. No los regañes por accidentes si no han consolidado el control de esfínteres; llévalos a la zona adecuada y refuerza allí. Enseña desde pronto órdenes simples y hábitos calmados. También puedes acudir a recursos específicos como conductas compulsivas en perros jóvenes.

Si tu perro muestra señales de miedo o agresividad al ser corregido, detén la situación y consulta con un profesional del comportamiento. El objetivo es que la corrección sea segura y comprensible, nunca una fuente de amenaza.

Errores comunes que debes evitar

  • Usar su nombre para reñir: resérvalo para cosas positivas.
  • Dar sermones o llegar tarde: la corrección pierde sentido.
  • Asociar la correa a castigo o encerrarlo a oscuras.
  • Restregar el morro en la orina o golpear con un periódico.
  • Asustarlo con ruidos intensos: mejor interrupciones suaves y redirección.

Qué hacer en situaciones típicas

  • Se orina dentro: interrumpe suavemente, llévalo a su zona, refuerza allí. Limpia con enzimáticos para eliminar marcadores de olor.
  • Rompe objetos: recoge, ofrece un masticable permitido y premia cuando lo use.
  • Se sube al sofá: indícale “abajo”, guía a su cama y refuerza la elección correcta.

Educar sin dañar consiste en combinar tiempo, coherencia y refuerzo positivo, corrigiendo en el momento con calma y ofreciendo alternativas claras.

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