El perro es el mejor amigo del hombre, pero ¿es el hombre el mejor amigo del perro? Este animal ha sido el compañero de nuestra raza, la Homo sapiens, desde mucho antes de que empezáramos a construir casas y bloques de pisos, cuando todavía vivíamos en armonía con la naturaleza, hace ya diez mil años.
Nos ayudaban a cazar, nos protegían de los posibles enemigos y nos daban compañía. ¿Qué hemos hecho nosotros? En las últimas décadas lo hemos maltratado, mutilado, abandonado, tratado como si fuera una cosa sin sentimientos. Aunque la situación está cambiando, todavía pueden surgir muchas dudas sobre cómo tratar a un perro. Si ese es tu caso, te invito a que sigas leyendo este artículo para que la amistad con tu peludo se convierta en una relación pura y verdadera.
Antes de empezar, quiero que sepas algo: no soy etóloga ni adiestradora. No tengo formación alguna en esos campos, a excepción de lo que he leído en muchos libros sobre perros y de lo que he aprendido de adiestradores que trabajan utilizando el adiestramiento en positivo. Esto significa que todos los consejos que te voy a dar, todo lo que te voy a contar, se basa en experiencias propias.
Dicho esto, comencemos.
¿Qué necesidades tiene tu perro?
No, no me refiero a la raza, ni siquiera a la especie (Canis lupus familiaris) sino a TU perro: ese peludo al que le pusiste un nombre y que convive contigo. Todos más o menos sabemos lo que hacen los perros: juegan, pasean, duermen, comen. Pero cada individuo es único e irrepetible. Cada perro tiene sus propios gustos y sus propias maneras de vivir y de divertirse.
Hay algunos a los que les gusta mucho dormir, y no porque estén aburridos, sino porque realmente les gusta mucho echarse una larga siesta tras haber dado un paseo; otros en cambio se pasarían todo el día corriendo detrás de su pelota favorita. ¿Por qué te pregunto esto? Porque sólo así podrás comprender a tu amigo.
Para responder tienes que observarlo, todos los días, y tratarlo. ¿Cómo? Esta respuesta es fácil: trátalo como quisieras que te tratasen a ti. Con paciencia, respetando su espacio personal, escuchándole (es verdad, no habla, pero emite sonidos como el gimoteo, el ladrido o el gruñido que dicen mucho sobre su estado de ánimo), y demostrándole que, al menos, estás intentando entender su lenguaje corporal utilizando sus propios signos y posturas corporales.
Sí, te voy a aconsejar que te »conviertas en perro» para ganarte la confianza de tu can, especialmente si ha sido maltratado o ha estado viviendo en la calle. Es la manera más eficaz para que el animal se sienta seguro. Para esto tan sólo tienes que hacer lo siguiente:
- Cada vez que vayas hacia él, describe una curva más o menos amplia.
- No lo mires directamente a los ojos ya que se sentiría muy nervioso.
- No hagas movimientos bruscos ni ruidos fuertes.
- Si se le ve con mucho miedo, es decir, si tiene la cabeza agachada, la cola entre las patas y tiembla, acércate a él dándole la espalda. Luego, siéntate cerca de él y, sin mirarle, ofrécele una golosina. Quizás no le apetezca mucho al principio, pero al cabo de un tiempo no podrá resistirse más.
- Si se pone muy contento al verte y da saltos, dale la espalda hasta que se calme.
- Deja que coma y beba con tranquilidad. No lo molestes tampoco cuando esté durmiendo (aunque quizás le guste que le acaricies 🙂 ).
- Sácalo a pasear desde los dos meses de edad todos los días. Necesita salir al exterior para conocer otros perros, gatos, personas, olores… Es muy bueno para él.
- No utilices métodos potencialmente perjudiciales para él, nunca, ni cuando lo quieras adiestrar ni cuando haga algo mal. Los collares de castigo, los »toques» con el pie o la mano como si fueran mordiscos, los arneses de estrangulamiento, restregarle la nariz por su orina para que »aprenda» a no hacer sus necesidades en el suelo, … todos estos métodos no sirven para nada más que una cosa: conseguir que el perro tenga miedo. Un perro con miedo no aprende, sino que obedece para evitar las consecuencias.
¿Cómo tratar a un perro?
El can es un peludo que vive en grupos familiares. Algunos siguen insistiendo en que vive en manadas, donde hay un perro alfa que lidera a los sumisos. Los que creen esta teoría te van a decir que tienes que demostrarle a tu perro que eres el líder, que eres el jefe de tu manada. Personalmente, lo único que pienso que tienes que demostrar es que eres el humano perfecto para él, y eso no pasa por obligarle a hacer lo que quieres ni cuando quieras.
Igual que nuestros padres son los guías de la familia, los cuales nos enseñaron a comportarnos correctamente y a vivir en sociedad, tú tienes que hacer lo mismo con tu perro. No tienes que ser el jefe, sino más bien eso, un guía. Alguien en quien pueda refugiarse cada vez que se sienta mal o tenga miedo, alguien con quien poder disfrutar al máximo de los juegos, alguien con quien compartir sus doce, quince o treinta años de vida.
Por supuesto, en ti recae la responsabilidad de educarle y adiestrarle, pero además de eso, deberás de darle mucho cariño para que se sienta, de verdad, en casa. Además, desde el primer momento en que decides adquirirlo o adoptarlo tienes que tener presente que de vez en cuando va a necesitar ayuda veterinaria. Como su cuidador, tendrás que asegurarte de que recibe la atención necesaria para que recupere su salud.
Sólo de esta manera podrá ser feliz.