La sobreprotección y la mala educación que a veces le damos a nuestras mascotas suelen dar lugar a problemas como el comportamiento posesivo hacia sus dueños y hacia los objetos de su alrededor. En esos casos podemos ver señales de agresividad como gruñidos o mordeduras, algo a lo que debemos poner solución inmediatamente. Podremos hacerlo siguiendo algunas normas básicas de adiestramiento.
Notaremos que nuestro perro tiene este problema cuando no deje tocar a nadie sus juguetes o su comida, o cuando no permita a los demás que se acerquen a sus dueños. Es muy común que estos animales se muestren posesivos con alguna de las personas con las que conviven, y se mantengan continuamente a su lado o sobre ella. De esta forma el can pretende adquirir la autoridad de la que carecen sus dueños. No debemos permitir esta actitud.
Uno de los errores más comunes es intentar quitarle al perro los objetos que le obsesionan a la fuerza. Tenemos que esconderlos cuando él esté dormido o distraído; esto le ayudará a superar su problema. Es entonces cuando podemos comenzar a trabajar con otros objetos que no le resulten tan interesantes, enseñándole a soltarlos cuando se le ordena y recompensándoles con un poco de comida después.
Muchos perros se muestran posesivos con la comida, gruñendo e intentando morder a todo aquel que se acerque a ella. Un truco para acabar con este comportamiento es darle de comer en lugares diferentes cada día, con lo que le hacemos ver que somos nosotros quienes controlamos su alimentación. Así, perderá poco a poco su obsesión.
Lo más importante es que no permitamos que el animal ejerza su autoridad por encima de los demás. Por ello es fundamental que no dejemos que se tumben sobre nosotros cada vez que gruñan a los demás para que no se nos acerquen, y que les apartemos como castigo a estas reacciones agresivas. Si nos vemos incapaces de solucionar el problema, lo mejor será que consultemos con un experto en educación canina.