Conductas antisociales en el perro: cómo tratarlas

Perro tumbado en el suelo.

Una educación deficiente o determinadas vivencias traumáticas pueden hacer que un perro adquiera conductas antisociales, siendo resultado en muchas ocasiones del miedo hacia los estímulos de su alrededor. Afortunadamente esta clase de comportamientos pueden desaparecer si aplicamos las técnicas de adiestramiento adecuadas.

Cómo reconocer a un perro antisocial

Un can con esta clase de problema reacciona de forma extraña ante el trato con los demás. Puede huir y esconderse detrás de su dueño, ladrar o reaccionar con agresividad. Lo más común es que se muestre nervioso y atemorizado cuando otras personas o animales se acercan a él, lo que puede dar lugar a situaciones conflictivas, como ataques y mordiscos. Por esta razón es fundamental tomar medidas cuanto antes.

¿Qué hacer?

El proceso de socialización en un perro de estas características puede llegar a ser largo y complicado. El mismo implica un gran esfuerzo por nuestra parte, y requiere llevar a cabo algunos consejos:

1. Ejercicio físico. Los largos paseos son esenciales para que el perro se sienta equilibrado psicológicamente, lo que es clave para su sociabilidad. Además, salir a la calle y conocer otros entornos le sirve para aumentar su capacidad de interacción con los demás. Debemos llevarlo siempre con la correa y, si muerde, con bozal (al menos durante un tiempo).

2. Contacto con otras personas y animales. Debemos tener especial cuidado durante este proceso. Hemos de acercar al perro a los demás poco a poco, guardando la distancia y pidiendo siempre permiso. Lo ideal es invitar a nuestros amigos a casa, pues el can se sentirá más seguro en su propio hogar. Si es necesario, utilizaremos la correa y el bozal durante estas pequeñas sesiones de socialización.

3. Reforzar las órdenes de adiestramiento. Esto nos ayudará a controlar mejor al animal y a ganar autoridad. Podemos dedicar unos 15 o 20 minutos al día a practicar las órdenes básicas, como “sentado”, “quieto” o “suelta”; con el tiempo notaremos mejoría.

4. Mantener la calma. La tranquilidad y la firmeza serán nuestros grandes aliados durante este proceso. De nada nos servirá gritar y perder los nervios, pues de esta forma, aumentará la ansiedad del animal y agravaremos el problema.

5. Ayuda profesional. En algunas ocasiones es necesario recurrir a un educador profesional, especialmente en casos de agresividad. Él sabrá asesorarnos sobre la situación y nos indicará cuáles son las estrategias a seguir en el caso concreto de nuestra mascota.


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