Cuando miramos a nuestro amigo peludo muchas veces quisiéramos que siguiese siendo cachorro durante toda su vida. Y es que tiene una mirada encantadora, e incluso esas cosas que hace, como quedarse dormido en nuestro regazo, nos enternece el corazón. Sin embargo, todos sabemos que más tarde o más temprano se convertirá en un Señor Perro, al que no dejaremos de ver como cuando tenía unos pocos meses de edad.
Así que bueno, teniendo en cuenta lo que ya se sabe, ¿te has preguntado alguna vez cuándo mi perro deja de ser cachorro? La respuesta puede no gustarte, pero es necesario tenerla en cuenta. Te explico por qué y cuándo adoptar a un cachorro.
Un cachorro no necesita comer la misma cantidad de comida que un perro adulto, y su carácter tampoco es exactamente el mismo; de hecho, un perro de pocos meses de edad va a ser, por lo general, más atrevido, más activo y más juguetón que un perro que ya ha cumplido la »mayoría de edad». Además, sus digestiones son más delicadas y su defensa inmunitaria aún se está formando, por lo que conviene elegir una dieta adaptada.
Teniendo esto en cuenta, los perros de raza pequeña terminan su desarrollo físico alrededor del primer año, que es cuando muchos empiezan a considerarlos adultos y a trabajar su buen carácter; en cambio, los de raza grande o gigante entre algo más del primer año y los dos, al tener un ritmo de crecimiento bastante más lento. Las razas medianas suelen quedar a medio camino.

Pero déjame decirte que hay un periodo de transición que muchas veces no se tiene en cuenta, que es el de la adolescencia perruna. En efecto, estos animales también tienen unos meses durante los cuales van a poner a prueba a sus humanos. Este periodo puede durar desde la mitad del primer año hasta bien entrado el segundo, dependiendo de si se trata de un perro miniatura o gigante. Aquí es normal ver picos de energía, testarudez y “olvidos” de señales aprendidas.
Si tomamos en consideración esto, pues, los perros alcanzan la edad adulta entre el año y medio y los 3 años. La madurez emocional suele llegar después de la física, estabilizándose su energía y autocontrol.
Alimentación: cuándo y cómo cambiar a adulto

El alimento para cachorros es más denso en proteína de calidad, energía, minerales y ácidos grasos Omega 3, clave para el desarrollo óseo y neuronal. En perros pequeños el cambio suele hacerse antes que en gigantes, pero siempre de forma progresiva, mezclando durante varios días para evitar trastornos digestivos. Cambiar demasiado pronto puede provocar déficits nutricionales; retrasarlo en exceso favorece el sobrepeso en perros que ya no crecen. También existen dietas “todas las etapas” bien formuladas que cubren requerimientos desde cachorro a adulto sin cambios bruscos.
Señales de que ya no es un cachorro

- Energía más estable y mayor capacidad de autocontrol durante el día.
- Apariencia adulta: termina el cambio de dentición, pelaje más definitivo y peso estabilizado.
- Conducta social más predecible, con menos impulsividad y mejor respuesta al entrenamiento.
- Posible inicio de conducta territorial y rutinas de eliminación consolidadas.
Cuidados clave en crecimiento y adolescencia
Prioriza la socialización temprana y el refuerzo positivo para modelar un temperamento equilibrado. En razas grandes, modera impactos y saltos prolongados hasta que sus articulaciones maduren. Programa revisiones veterinarias, vacunación y desparasitaciones, y consulta la pauta de transición de alimento según su tamaño. Mantén rutinas de ejercicio y descanso coherentes: ayudarán a que afronte la adolescencia con menos estrés y mejores hábitos.
Si respetas los tiempos de su crecimiento, ajustas la nutrición, refuerzas su educación y lees sus señales, verás cómo tu cachorro evoluciona hacia un adulto seguro, sano y feliz sin perder esa chispa que te enamoró el primer día.
