Los perros adoran que les acariciemos y les demos masajes, pues con este pequeño gesto no sólo les ayudamos a relajarse, sino también a reforzar su confianza hacia nosotros. Pueden presentar algunas preferencias; por ejemplo, algunos canes adoran que les acaricien la tripa mientras que otros se decantan por el pecho. En cualquier caso, la mayoría de ellos disfruta al máximo con un buen masaje en las orejas.
Se trata de una parte muy sensible de su anatomía. Y es que la oreja del perro está formada por trece músculos diferentes, lo que explica su alta capacidad de movimiento y su agilidad. Por este motivo debemos realizar el masaje con sumo cuidado, ya que lo último que queremos es causar dolor al animal. Te enseñamos cómo hacerlo paso a paso.
El lugar y el momento adecuados
Es importante realizar el masaje en una situación cómoda tanto para el perro como para nosotros. Podemos aprovechar cuando esté tumbado y relajado en algún sitio confortable, como su cama o el sofá. También es recomendable que no haya ruidos alrededor ni mucho movimiento.
Ligera presión en la base
Comenzamos aplicando una ligera presión con la yema de los dedos en la base de las orejas, justo en la zona en que las orejas se unen a la cabeza. Siempre con mucha delicadeza, hacemos movimientos circulares hasta que el perro comience a relajarse.
Nos movemos hacia las puntas
Desplazamos el dedo pulgar y el índice por el resto de las orejas, hasta las puntas, ejerciendo una leve presión. «Frotamos» suavemente con ambos dedos, asegurándonos de que al can le resulta reconfortante. Repetimos este movimiento una y otra vez, moviendo lentamente las orejas en distintas direcciones. Si notamos que al animal no le agrada, será mejor no insistir.
Continuar por otras zonas
Podemos continuar por la cabeza, el cuello, el pecho y la tripa, para volver más tarde a las orejas si así lo desea nuestra mascota. Siempre con suavidad, acompañando nuestras caricias con palabras de afecto y, si queremos, música relajante.