¿Qué hay detrás de la mirada de culpa del perro?

mirada de culpa

La tendencia a pensar que nuestro perro demuestra culpabilidad por alguna travesura que hizo, como romper aun zapato, rasgar un mueble, hacer sus necesidades fuera del lugar asignado para ello entre otras cosas, es común y de hecho muchos estamos convencidos de que en efecto el animal expresa una especie de remordimiento y culpa luego de hacer algo que a “su entender” estuvo mal.

Pero ¿es capaz el perro de sentir culpa?

¿el perro siente culpa?

Nada más lejos de ser cierto, el atribuir un sentimiento de culpa a nuestra mascota sería equivalente a asumir que tiene la capacidad de racionamiento de un ser humano y que por lo que consiguiente, puede discernir entre lo que está bien o lo que está mal y es que esta forma de ver la situación puede acarrear serios problemas en la relación amo-mascota donde el amo puede sentir frustración a ver que el perro no actúa conforme a su supuesto raciocinio y en la mascota mucha confusión.

¿Qué significa esa mirada a la que le atribuimos culpabilidad?

De acuerdo a estudios realizados, esa mirada acompañada de cierto lenguaje corporal del perro, donde se agacha en señal de sumisión, coloca las orejas hacia atrás, baja la mirada o muestra la parte blanca del ojo, esconde su cola, donde esconde todo este comportamiento, tiene su razón de ser y no es precisamente culpabilidad.

Toda esta actuación del animal, es una respuesta a algún regaño o reprimenda del amo, a la reacción que tenemos frente a él ante una situación donde hubo daños o comportamiento no adecuado. Los estudios también señalan, que el perro al ser sometido a pruebas de obediencia, donde algunos en efecto obedecían la orden de comer o no algún alimento que se dejaba a su alcance y otros no obedecían, en ambos casos el animal no mostraba ninguna diferencia en su comportamiento ambos actuaban de forma normal, lo que indica que aun cuando algunos desobedecieron la orden no significó para ellos ninguna culpabilidad al respecto.

El perro es un animal, que aprende a observar la conducta del humano, aprenden a interpretar nuestro tono de voz, nuestros gestos y actitudes y por lo  consiguiente reaccionan inmediatamente a estas señales, lo que pudiera ser interpretado como un sentimiento de culpa, cuando en realidad es una respuesta a nuestra conducta en ese momento y más bien demuestran inseguridad y desprotección frente a una amenaza.

En consecuencia a la actitud del perro ante la actitud nuestra, esta es solo una reacción natural ante el temor del animal de ser reprendido y castigado, aunque es importante acotar que lo ideal es que la reprimenda se origine en el momento que la mascota incurre en la “travesura” o mal comportamiento ya que en caso contrario no sabrá la razón por la que le estamos castigando aun cuando insistamos en llevarlo a lugar de los hechos y señalarles de que se trata, el no entenderá y solo percibirá que estamos molestos y manifestará su respuesta de temor. Es un animal, no tiene la capacidad de relacionar el regañarle, con el hecho.

culpabilidad por parte del perro

Dicho todo esto, en un hogar donde existan varios perros, sería muy difícil determinar cuál de ellos ha sido el culpable de la travesura cometida, ya que seguramente todos al ser señalados tendrán una actitud similar ante el regaño del amo, allí no quedan mayores acciones que limpiar el daño.

La tendencia del ser humano de querer humanizar a nuestras mascotas atribuyéndoles sentimientos y respuestas que son propias de nuestra naturaleza, nos conduce a malinterpretar los comportamientos de éstas y sin darnos cuenta las vamos sumiendo en un mar de confusiones sobre su actitud que genera muchos inconvenientes en la convivencia diaria.

El tener claridad sobre lo que significa educar a una mascota y proporcionarle el entrenamiento mínimo necesario ayuda a que manifieste el comportamiento esperado, que obedezca, que sepa que no es el líder, que sepa cuál es su espacio y que es querida y aceptada en el círculo familiar.


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