Compartir la cama con tu perro es una práctica habitual en muchos hogares, despertando opiniones encontradas entre quienes defienden este hábito y quienes consideran que las mascotas deben tener su propio lugar para dormir. Más allá de preferencias, es fundamental analizar tanto los beneficios como los riesgos de dormir acompañado por tu fiel amigo. A continuación, abordamos de forma detallada cada aspecto para ayudarte a decidir responsablemente si esta costumbre es adecuada para tu hogar y tu bienestar.
Ventajas de dormir con tu perro

- Acompañamiento emocional y reducción de la soledad: La presencia de un perro proporciona compañía, ayuda a reducir el sentimiento de aislamiento y mejora el bienestar emocional de sus dueños, siendo especialmente beneficioso para personas solas, mayores o niños con miedo a la oscuridad.
- Disminución del estrés y la ansiedad: Diversos estudios respaldan que el acto de acariciar y compartir tiempo con tu mascota reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, mientras aumenta la producción de oxitocina, vinculada al bienestar y la felicidad.
- Aumento de la sensación de seguridad: El agudo sentido del oído y el olfato de los perros les permite percibir ruidos inusuales durante la noche, actuando como protectores y generando seguridad en el hogar.
- Refuerzo del vínculo afectivo: Dormir juntos fortalece la relación entre dueño y mascota, generando una conexión emocional más sólida y creando una rutina de confianza recíproca.
- Facilita la conciliación del sueño: Al proporcionar calor y una sensación de confort, la compañía de un perro puede ayudar a conciliar el sueño más rápidamente y a disfrutar de noches más acogedoras, con posible mejora en la calidad del descanso según algunos estudios.
Desventajas de dormir con tu perro

- Riesgos de higiene y salud: Los perros pueden traer a la cama suciedad, bacterias y parásitos como pulgas o garrapatas, incluso si se mantienen limpias sus patas y pelaje. Esto se suma a la presencia de pelo y caspa, elementos que pueden desencadenar alergias o problemas respiratorios especialmente en personas sensibles.
- Transmisión de enfermedades zoonóticas: Dormir tan cerca de una mascota aumenta el riesgo de contagio de ciertas enfermedades, como tiña, toxocariasis, enfermedad por arañazo de gato u otras infecciones transmitidas por parásitos. La prevención y el control veterinario regular son esenciales.
- Perturbación del sueño: Los ciclos de sueño de los perros son diferentes a los de los humanos. Suelen tener un sueño más ligero, lo que puede provocarte despertares nocturnos. Además, pueden moverse, roncar, lamerse o incluso orinar en la cama, especialmente si son cachorros o mayores.
- Problemas de territorialidad y conducta: Acostumbrar al perro a dormir en la cama puede hacer que desarrolle comportamientos posesivos o celos frente a otros miembros de la familia, dificultando la convivencia si, por ejemplo, se integra una pareja en el hogar.
- Dificultad para corregir el hábito: Si se establece esta costumbre, reeducar al animal para que duerma en su propio espacio puede resultar complicado, generando ansiedad tanto en la mascota como en sus dueños.
- Alteraciones de temperatura y descanso: El calor corporal del perro puede llegar a ser excesivo, dificultando un descanso confortable en épocas calurosas.
Consejos para compartir cama con tu perro de forma segura

- Refuerza la higiene: Limpia regularmente las patas de tu perro después de cada paseo, cepilla su pelaje para eliminar pelo muerto y parásitos, y cambia la ropa de cama con frecuencia para evitar la acumulación de suciedad y alérgenos.
- Visitas periódicas al veterinario: Mantén al día la vacunación y desparasitación interna y externa de tu mascota, además de las revisiones veterinarias, para evitar posibles enfermedades transmisibles.
- Limita el acceso si es necesario: Si tienes alergia, problemas respiratorios o tu perro presenta conductas protectoras excesivas, plantéate que duerma en su propia cama dentro de tu habitación para mantener el contacto sin afectar la salud o el descanso.
- Evita reforzar comportamientos indeseados: No premies actitudes como la territorialidad, los celos o la protección desmedida. Si identificas signos de agresividad, consulta con un educador canino para reconducir la conducta.
- Establece rutinas de sueño: Un paseo y algo de actividad física antes de dormir ayudan a que el perro esté relajado durante la noche. Evita juegos intensos en la cama y procura que la hora de dormir sea tranquila.
Dormir con tu perro puede tener efectos muy positivos en la relación y bienestar emocional de ambos, pero también incrementa ciertos riesgos de higiene, salud y comportamiento si no se toman precauciones. La decisión depende de las características y necesidades de cada familia y animal. Si eliges compartir tu cama con tu perro, prioriza la higiene y el respeto de los límites para disfrutar lo mejor de la convivencia sin comprometer tu salud ni la de tu compañero peludo.