Hay ocasiones en las que pensamos en ampliar la familia adoptando a otro perro, pero puede que nuestro compañero actual no se lo tome bien. Es por eso que hay que buscar algunos tips para hacer que dos perros se lleven bien. Hay errores que cometemos sin saberlo, haciendo que una situación que podía ir bien se tuerza.
Para evitar posibles agresiones o comportamientos poco sociales en los perros hay que tener en cuenta algunos detalles. Tenemos la ventaja de que ya conocemos a nuestra mascota de siempre, su energía y su comportamiento con otros perros, para saber si aceptarán mejor o peor a otro en la manada.
La introducción será fundamental para que los perros no comiencen un enfrentamiento. Uno de los grandes errores que se cometen es el de presentar a la nueva mascota en casa, que es un territorio que nuestro perro ya conoce como suyo, y que normalmente tenderá a defender frente a otros extraños. Es por eso que debemos llevarlos a terreno neutral. Quedar en un parque y presentarlos.
Los perros saben socializar si los hemos acostumbrado a ello, y saben cómo presentarse a otro perro, por lo que solamente tendremos que estar presentes para evitar que la situación vaya mal. Es importante también nuestro estado de ánimo. Si nuestro perro nos nota nerviosos, también se pondrá nervioso, por lo que debemos mostrarnos seguros y relajados, de forma que le transmitamos esa seguridad para que sepan que la situación es normal.
Cuando notemos que ya se han conocido y acostumbrado, será la hora de introducir en casa a los dos. Este es un terreno que el perro ve como suyo, y es cosa nuestra demostrar que somos los que mandamos y que ambos deben compartir el espacio. Hay que evitar cualquier comportamiento celoso o agresivo de nuestro perro, por lo que los primeros días es mejor no hacerle más caso al nuevo perro, evitar darle más atención.
Elegir el compañero perfecto para tu perro
Antes de traer a casa a ese cachorro o a un adulto del refugio, valora la compatibilidad de carácter. Si tu perro es activo y extrovertido, suele encajar mejor con otro perro de energía similar. Si es tranquilo o reservado, un compañero excesivamente vital puede estresarle. Considera también edad, necesidades de adiestramiento y nivel de sociabilidad.
En los centros de adopción pide toda la información de temperamento e historial. Pregunta si el candidato ha convivido o interactuado con otros perros. Si no ha sido socializado adecuadamente, plantéate elegir un perro con habilidades sociales ya desarrolladas, sobre todo si tu perro tampoco es muy social. Consulta experiencias de adopción y eventos como ferias y jornadas de adopción para informarte mejor.
Conoce bien a tu propio perro. Si hay antecedente de agresiones o mordidas, busca ayuda de un profesional del comportamiento antes de intentar convivencias. Un poco de reflexión ahora evita problemas después.

Presentación en zona neutral: método seguro
Queda en un lugar neutral que tu perro no considere propio (parque tranquilo o zona cerrada desconocida). Acude con dos guías: cada perro con su correa y collar/harness y una persona por perro. Mantén la correa floja para no transmitir tensión y ten una vía de escape clara por si necesitas separar con calma. Si no te sientes cómodo, es válido declinar el encuentro educadamente.
Comienza con un paseo en paralelo a distancia, reduciendo metros poco a poco. Evita que las correas se enreden y no permitas miradas fijas sostenidas. Cuando ambos estén tranquilos, permite breves saludos.
Regla de los tres segundos: deja que se huelan durante uno… dos… tres, y separa suavemente. Da un instante para que se distraigan y, si todo fue bien, repite varios microencuentros. Si surge gruñido, rigidez o malestar antes de ese tiempo, interrumpe y aumenta distancia.
Refuerza con premios y voz calmada las conductas adecuadas. No mensajes durante el encuentro: mantén tus ojos en los perros. Si alguno pone la cabeza sobre el lomo del otro, muestra mandíbula tensa o aguanta la respiración, termina el saludo.

Lenguaje corporal: qué es normal y qué no
Busca señales de relajación: postura suelta, cola y mandíbula blandas, movimientos fluidos. Es normal que se olfateen la zona trasera: es su “apretón de manos”.
Señales de alerta para cortar el encuentro: cola rígida o muy baja, pelo erizado, mirada fija, patas rígidas, gruñidos, intentos de poner la cabeza sobre el otro o bloqueos del movimiento. Ante cualquiera, separa con calma y baja la intensidad.
Entrada al hogar y convivencia sin conflictos
Tras varias presentaciones correctas, toca la casa. Para reducir territorialidad, permite que el nuevo perro entre primero y luego el residente. Ten zonas separadas con barreras (vallas, puertas para bebés) para gestionar distancias los primeros días.
Gestiona recursos: retira juguetes de alto valor, ofrece comederos y camas por separado y no alimentes juntos al principio. Supervisa cualquier interacción con cachorros (son intensos y pueden molestar). Evita castigos: convierte cada acercamiento en una experiencia positiva y corta antes de que suba la tensión.
Mantén rutinas predecibles: paseos, juego y descanso. Reparte atención sin desbordar de mimos al recién llegado para prevenir celos (sin dejar de cubrir sus necesidades). Permite periodos de descanso por separado y sesiones de paseo en paralelo para fortalecer vínculos.
Nunca sueltes al perro nuevo en casa sin presentaciones previas, ni dejes solos a los dos hasta que haya señales claras de buena convivencia. Si surge tensión, vuelve a pasos más sencillos (distancia, paralelos, saludos breves).
Errores comunes y cuándo pedir ayuda
Errores a evitar: forzar el contacto, llegar directo a casa, correas tensas, permitir que se enreden cual nudo, ignorar señales, alimentar juntos desde el día uno o usar castigos. Si cualquiera de los perros muestra miedo intenso, agresión repetida o hay antecedentes de mordidas, contacta con un adiestrador/etólogo que guíe el proceso.
Con planificación, lecturas correctas del lenguaje canino y un progreso gradual, la mayoría de perros pueden convivir con armonía. Aun si no llegan a ser grandes amigos, aprender a tolerarse y compartir el espacio ya es un éxito que mejora su bienestar.