
El exceso de peso en los perros se ha convertido en uno de los principales desafíos de salud animal en España y otros países en los últimos años. No hace falta esperar a la llegada del verano para darse cuenta de que los kilos de más pueden tener efectos muy graves en el bienestar físico y emocional de nuestras mascotas. Los perros con sobrepeso no solo cargan con kilos extra, sino también con un mayor riesgo de enfermedades y una pérdida notable de calidad y esperanza de vida.
Aunque a algunos les resulten entrañables los famosos «perros croqueta», la realidad es que, a menudo sin darnos cuenta, caemos en hábitos como la sobrealimentación, la falta de ejercicio y la costumbre de darles sobras de nuestra comida. Estos factores, combinados con rutinas poco activas y una alimentación desequilibrada, facilitan que el perro gane peso sin que los tutores sean realmente conscientes del problema.
Una cuestión de salud: los riesgos del sobrepeso canino

El sobrepeso en perros no solo se refleja en la báscula. Casi todos los sistemas del cuerpo pueden verse afectados por el exceso de grasa. Entre los problemas más habituales están las afecciones articulares, ya que cargar cada día con kilos de más provoca microtraumatismos, acelera el desgaste de cartílago y favorece la aparición de artrosis, sobre todo en razas con predisposición.
Asimismo, el aparato respiratorio y el metabolismo pueden verse comprometidos. En especial en razas braquicéfalas, esos kilos extra dificultan la respiración y el esfuerzo físico. Muchos perros empiezan a moverse menos por molestias, pierden masa muscular y muestran apatía, irritabilidad o ansiedad. Esta falta de actividad genera un círculo vicioso: menos ejercicio implica menos gasto calórico y, por tanto, más peso.

Según los últimos estudios, alrededor del 40% de los perros domésticos en España padecen sobrepeso o incluso obesidad. La principal causa sigue siendo la sobrealimentación: un 47% de los cuidadores admite dar restos de comida humana a su animal, y un 43% justifica este hábito por el vínculo emocional o por considerarlos parte de la familia.
No solo importa qué comen los perros, sino cuánto. Muchos tutores ceden a las «súplicas» o miradas insistentes de sus mascotas, lo que termina en raciones demasiado generosas o premios fuera de horario. El sedentarismo es otro factor clave: la falta de actividad habitual, unido a la vida en pisos y las largas jornadas laborales, reduce notablemente las ocasiones de ejercicio.
Además, la desinformación y las creencias erróneas dificultan el control del peso. Un 22% de los cuidadores reconoce no saber exactamente qué implica que un perro tenga un peso adecuado, y muchos no son plenamente conscientes de los riesgos que conlleva el sobrepeso.
¿Cómo prevenir y tratar el sobrepeso en perros?
El control del peso en los perros requiere un cambio de hábitos, implicación de toda la familia y, sobre todo, constancia. Los veterinarios insisten en que restringir la cantidad de pienso sin adaptar la dieta o aumentar el ejercicio puede ser contraproducente. Se recomienda optar por alimentos formulados para pérdida de peso, con el equilibrio adecuado de proteínas, fibra y nutrientes esenciales, y no recurrir nunca a soluciones improvisadas ni a dietas sin supervisión profesional.
En cuanto al ejercicio, la clave está en adaptar la actividad y hacerlo de forma progresiva, según la condición física de cada animal. Paseos más largos, juegos interactivos, rutinas con cambios de ritmo y circuitos caseros ayudan tanto a quemar calorías como a mejorar su bienestar mental. Los juguetes dispensadores de comida y esconder parte de la ración pueden estimular también la mente del perro y facilitar que se mantenga activo.
El apoyo veterinario resulta fundamental. Las revisiones periódicas permiten ajustar el plan, controlar el progreso y evitar riesgos como la bajada de peso demasiado rápida, que puede tener consecuencias adversas, en especial en casos de obesidad grave. La revisión profesional también ayuda a detectar cambios en la condición física que puedan no ser evidentes a simple vista.
Finalmente, es importante implicar a todos los miembros del hogar para evitar las tentaciones y reforzar los buenos hábitos. Cambiar la actitud ante sus «ojitos» o aprender a decir que no no es un acto de dureza, sino de responsabilidad y cariño.
Detección temprana y un abordaje integral garantizan una vida más feliz, activa y longeva para nuestros perros. Con un plan adecuado, el apoyo veterinario y pequeños cambios en el día a día, el objetivo de recuperar el peso saludable deja de ser una meta inalcanzable y se convierte en una oportunidad para fortalecer el vínculo con nuestra mascota y mejorar su calidad de vida a largo plazo.
