Con la llegada del verano, el abandono de perros y gatos vuelve a ocupar titulares y a poner en el centro del debate la importancia de la responsabilidad a la hora de convivir con un animal. El Día Mundial contra el Abandono de Mascotas, celebrado el último sábado de junio, sirve como recordatorio de una realidad persistente en España, donde miles de animales son dejados a su suerte cada año.
La cifra es alarmante: España lidera el ránking europeo en abandono animal, especialmente en los meses de verano. Según datos de diferentes entidades de protección animal, más de 292.000 perros y gatos terminaron en protectoras durante el último año, lo que equivale a unos 33 animales abandonados por hora. Esta tendencia, lejos de mejorar, muestra signos de repunte en los periodos vacacionales.
Por qué el abandono se dispara en verano
Los meses de verano representan un momento crítico para la prevención del abandono animal. El inicio de las vacaciones y las dificultades para encontrar alojamientos o medios de transporte que admitan mascotas incrementan los riesgos de que muchas familias, ante la falta de alternativas o la planificación insuficiente, opten por dejar atrás a sus animales.
Expertos y responsables de protectoras coinciden en que la falta de previsión y la desinformación son factores clave. Muchas personas adoptan o compran animales de forma impulsiva, sin valorar realmente el compromiso a largo plazo que representa cuidar de un ser vivo. Las campañas de concienciación insisten en la idea de que las vacaciones no pueden ser una excusa, y que hay alternativas como residencias de animales o el viaje conjunto, aunque en ocasiones resultan costosas o complicadas de gestionar.
El papel fundamental de las protectoras y los desafíos actuales
Las organizaciones de protección animal, como Os Biosbardos en Ponteareas, afrontan cada año una avalancha de casos urgentes. Sus responsables relatan que los picos de abandono no solo coinciden con el verano: también en épocas de caza o tras las fiestas navideñas, cuando los regalos se convierten en animales indeseados. Lo más común es encontrar cachorros de perros y gatos abandonados, pero no faltan casos extremos de animales con heridas graves, fruto del maltrato o el atropello.
El perfil del animal abandonado no se limita a una edad o raza concreta, aunque las razas de caza, como los podencos, son especialmente vulnerables. La situación se agrava por la falta de identificación mediante microchip, lo que dificulta la localización del propietario y la posibilidad de denunciar el abandono. En el caso de los gatos, el porcentaje de animales identificados es especialmente bajo.
Medidas y propuestas para combatir el abandono animal
Desde las protectoras y voces expertas se subraya que las soluciones pasan por la concienciación, la formación y el endurecimiento de las sanciones. Es esencial que la sociedad tome conciencia de lo que implica incorporar un animal a la familia y que, antes de adoptar o comprar, se tengan en cuenta las necesidades reales del animal y la capacidad de atenderlas durante toda su vida.
La ley de bienestar animal prevé multas de hasta 200.000 euros por abandono, aunque la aplicación real de estas sanciones depende de que los expedientes sancionadores sean tramitados por las administraciones locales. Además, la identificación obligatoria mediante microchip y la esterilización responsable son herramientas imprescindibles para prevenir abandonos indeseados y controlar la proliferación de camadas no planeadas. Las campañas educativas en colegios y la formación a criadores y establecimientos son también pasos necesarios para avanzar hacia una sociedad más responsable y empática.
La realidad en las protectoras españolas
Los refugios viven con una sobrecarga insostenible: algunas, como Os Biosbardos, atienden hasta 700 animales sumando refugio, casas de acogida y colonias callejeras. La mayoría de los gatos siguen esperando una adopción definitiva, y los recursos económicos y humanos no siempre alcanzan. La labor diaria de los voluntarios es imprescindible pero, como indica la directora Eva Álmez, todos los días son el Día del Abandono, porque las urgencias no entienden de fechas señaladas.
Junto al trabajo a pie de calle, estas entidades reclaman mayor implicación institucional, control sobre la cría y venta de animales, fomento de la adopción y, sobre todo, que las sanciones se apliquen de forma real y disuasoria. Sin colaboración social e institucional, insisten, el abandono animal seguirá siendo una herida abierta en la conciencia colectiva.
Reflexionar sobre la magnitud y las causas del abandono animal es fundamental para avanzar en soluciones eficaces. España sigue encabezando las estadísticas europeas, pero también cuenta con una sociedad cada vez más sensibilizada, que exige medidas contundentes y reales para proteger a quienes no pueden defenderse solos. La responsabilidad, el compromiso y la empatía son clave para revertir esta tendencia que, cada verano, vuelve a poner a prueba nuestra capacidad de ser una sociedad verdaderamente civilizada.