De tamaño mediano, fuerte musculatura y una potente mandíbula, el Pit Bull Americano es una raza que no pasa desapercibida. Su imponente aspecto y la fama que rodea su nombre ha distorsionado a lo largo de los años el verdadero carácter de este animal, muy distinto al aceptado socialmente.
No está claro cuál es el origen del Pit Bull Terrier Americano, aunque se dice que proviene de Gran Bretaña. Según esta teoría fue creado a finales del siglo XVIII para pelear contra toros y otros perros. Quizá por ello, esta raza aún está socialmente relacionada con la agresividad.
Mucho más recientemente, en los años 80, el Pit Bull adquirió una reputación cada vez más negativa, debido a los mitos extendidos por los medios de comunicación. Hoy en día, se considera una de las razas más peligrosas, aunque curiosamente es una de las más populares a nivel internacional.
Escuchamos a menudo que este perro es agresivo e inestable, pero la realidad es que encontramos esto sólo de forma ocasional, al igual que ocurre con el resto de las razas. Cuando un perro presenta un carácter problemático no es culpa de su raza, sino fruto de una educación deficiente.
Por ello tenemos que cuidar especialmente su adiestramiento desde cachorro. Con una correcta socialización, y haciéndole saber que los dueños de la casa somos nosotros, este perro puede llegar a convertirse en la mascota ideal. Gracias a su inteligencia, se adaptan fácilmente a nuevas normas.
Sin embargo no podemos obviar que el Pit Bull tiene un impulso cazador muy desarrollado, por lo que siempre deben caminar con correa y bajo una atenta supervisión. El ejercicio es fundamental para mantener esta raza bajo control; debe pasear un mínimo de una hora diaria (preferiblemente más tiempo) para equilibrar su desbordante energía. Además, es muy aconsejable que reciba clases de adiestramiento regularmente durante su vida adulta.