Con la llegada de las fiestas populares, en especial la noche de San Juan, muchas ciudades españolas se llenan de fuegos artificiales y petardos. Aunque para la mayoría de las personas estas celebraciones suponen momentos de alegría y diversión, para muchos perros estos días representan auténticos episodios de miedo, ansiedad e incluso pánico. El estruendo y los sonidos inesperados de la pirotecnia ocasionan en los perros reacciones inesperadas, desde temblores hasta intentos de huida o conductas nerviosas.
Estudios veterinarios revelan que un alto porcentaje de perros, entre el 53% y el 74%, manifiesta algún grado de temor frente a los ruidos fuertes originados por petardos y fuegos artificiales. Este miedo puede aparecer por múltiples motivos, como una sensibilidad auditiva superior a la humana, experiencias negativas previas o una falta de habituación a los sonidos intensos durante su fase de socialización. También puede influir la genética, ya que ciertos perros parecen heredar la tendencia a asustarse ante estos estímulos.
¿Por qué los petardos afectan tanto a los perros?
Los perros captan frecuencias de sonido que resultan casi imperceptibles para los humanos, lo que hace que los ruidos repentinos y potentes les afecten mucho más. Además, estos sonidos no tienen un significado comprensible para ellos, generando una intensa sensación de peligro. El miedo no es solo una reacción puntual: si no se gestiona bien, puede desembocar en una fobia cada vez más intensa y difícil de tratar con el tiempo.
Las consecuencias de una noche con mucha pirotecnia pueden ser graves. Hay perros que huyen despavoridos, se refugian en lugares imposibles o sufren accidentes serios en su intento de escapar. Incluso se han reportado casos de autolesiones, alteraciones del comportamiento a largo plazo y otros problemas de salud asociados al estrés.
Medidas para reducir el estrés canino durante las fiestas
Los veterinarios y expertos en conducta animal coinciden en que lo más importante es anticiparse a la situación. Estas son algunas de las pautas esenciales:
- Elaborar un «lugar seguro» en casa: Permitir que el perro elija el espacio donde se siente menos vulnerable, como su cama o bajo una mesa, y reforzarlo con mantas o juguetes familiares.
- Amortiguar los sonidos exteriores: bajando persianas, cerrando ventanas y poniendo música o la televisión para disimular el ruido de los petardos.
- Evitar forzar o castigar al animal: No se debe obligar al perro a enfrentarse a los ruidos ni regañarle por su reacción de miedo, ya que esto podría agravar el problema.
- Recurrir a la compañía: Siempre que sea posible, acompañar al perro. La presencia de los dueños suele ofrecer una gran sensación de seguridad. En ocasiones, compartir espacio con otros animales tranquilos también ayuda a calmar el ambiente.
Está demostrado que medicar a los perros por cuenta propia es arriesgado, por lo que la automedicación debe evitarse en todos los casos. Los veterinarios pueden recomendar tanto productos naturales (suplementos que favorecen la calma sin provocar somnolencia), como soluciones farmacológicas específicas, adaptadas a cada animal y situación.
Campañas y recursos para tutores responsables
Ante el aumento de accidentes y consultas en estas fechas, distintas organizaciones, marcas y clínicas veterinarias han puesto en marcha campañas de sensibilización para que los tutores de perros aprendan a identificar signos de miedo y sepan actuar con previsión. Se destaca la importancia de la prevención, como iniciar la administración de productos tranquilizantes unos días antes de las fiestas, preparar la casa para mitigar el impacto del ruido y estar atentos a cualquier cambio de comportamiento.
Algunas iniciativas, como las promovidas por laboratorios veterinarios, incluyen el lanzamiento de productos como Sileo (dexmedetomidina), un gel oral que los veterinarios pueden indicar para controlar la ansiedad aguda derivada por ruidos fuertes. Otras propuestas apuestan por suplementos naturales y feromonas, que ayudan a crear un ambiente de calma.
Errores habituales y consejos extra de los expertos
No todos los consejos que circulan son apropiados. Exponer deliberadamente a un perro asustado al ruido con la esperanza de que se acostumbre es una práctica desaconsejada. De igual modo, no se recomienda calmarlo en exceso o mostrar nerviosismo, ya que estas respuestas pueden reforzar su miedo.
Hay que poner especial atención a la hora de sacar al perro a pasear durante esos días. Los profesionales aconsejan realizar paseos cortos, en horarios menos concurridos y lejos de zonas donde el estruendo sea más intenso. Si el animal entra en pánico en la calle, lo mejor es regresar a casa al lugar seguro sin regañarle y sin dramatizar la situación.
En situaciones graves, existen programas de habituación al ruido donde, bajo guía profesional, se acostumbra de forma progresiva y controlada al perro a tolerar sonidos similares a los de los petardos, ayudando a disminuir la reacción fóbica a largo plazo.
El impacto de la pirotecnia en los animales domésticos no es una cuestión menor. Cada año se producen escapadas, accidentes y episodios de ansiedad severa que podrían evitarse con información, prevención y la colaboración de propietarios y veterinarios. Tomar medidas con tiempo y estar atentos al bienestar de los perros hará que todos puedan pasar estas fechas festivas con mayor tranquilidad y seguridad.