Hace unos pocos meses, el convento de San Francisco de Cochamba (Bolivia) decidió incluir un nuevo y peculiar miembro en su congregación. Se trata de Fray Bigotón, un pequeño Schnauzer rescatado de un refugio. Actualmente vive feliz junto a sus compañeros como un hermano más, algo de lo que han sido testigo miles de usuarios a través de las redes sociales.
Haciendo honor a San Francisco de Asís, patrón de los animales, estos monjes franciscanos han acogido en su monasterio a este pequeño can sin hogar. Esta adopción fue posible gracias al Proyecto Narices Frías, una organización sin ánimo de lucro dedicada a defender los derechos de los perros y promover su adopción.
Aunque es más conocido por su apodo, Fray Bigotón, su verdadero nombre es Carmelo, en recuerdo a un párroco franciscano que se afincó en Cochamba para luchar por la paz y la justicia del país. «Aquí todos los hermanos lo quieren mucho. Es una criatura de Dios», explica el fray Jorge Fernández. Y es que el animal ha sabido ganarse rápidamente el cariño de todos sus compañeros, que no sólo le ofrecen toda clase de cuidados, sino que han confeccionado su propio atuendo franciscano hecho a medida.
El caso saltó a la fama gracias al Facebook de Proyecto Narices Frías, logrando centenares de seguidores por todo el mundo en tan sólo unos días. En esta red social podemos ver entrañables imágenes del pequeño Schnauzer, en las que se muestra jugando, refrescándose y recibiendo el cariño de los suyos.
«El perro tiene todo el espacio que pueda desear para jugar y correr libremente. Además dispone de una fuente para beber y refrescarse cuando quiera», afirman los monjes franciscanos, quienes esperan servir de ejemplo para otros monasterios. De esta manera, y en colaboración con la organización animalista, tratan de fomentar la adopción mediante la difusión de su historia.