La ansiedad por la comida es un comportamiento tan nocivo como común en el perro, ya que puede desencadenarse por un buen número de factores. En algunas ocasiones se debe a problemas de salud, mientras que en otros casos tiene su origen en algún desorden psicológico. De cualquier forma, es importante que sepamos cómo acabar con esta hambre desmedida en nuestra mascota.
A veces es difÃcil identificar este comportamiento, pues por lo general el perro es un animal con un gran apetito. Esto se convierte en un problema cuando el can comienza a sentir verdadera ansiedad, reclamando comida continuamente mediante llantos y ladridos. Notaremos también que come demasiado deprisa, sin apenas masticar, y que incluso muestra desinterés por otras actividades que no impliquen comida.
Como decÃamos, esta actitud puede deberse a varios motivos, entre los que encontramos algunas enfermedades, como la diabetes. Por ello lo mejor es que acudamos al veterinario cuanto antes, para descartar asà esta clase de problemas. Una vez nos aseguremos de que el animal está sano fÃsicamente, tendremos que plantearnos otras razones que expliquen este apetito voraz.
Una de las más comunes es la falta de ejercicio, que desemboca casi inevitablemente en una fuerte ansiedad, que a su vez suele plasmarse en los hábitos alimenticios. Todo ello se agrava cuando además el perro pasa mucho tiempo solo en casa. En este sentido, no deben faltar los paseos diarios (lo recomendable es un mÃnimo de tres).
Otra posibilidad es que no estemos ofreciendo al animal la cantidad de comida adecuada a sus caracterÃsticas. Los envases del pienso suelen incluir información sobre ello, indicándonos cuál es la porción correcta dependiendo del peso del can. También debemos tener en cuenta si dicho alimento es de buena calidad, pues puede que no proporcione a nuestra mascota los nutrientes suficientes, no llegando a saciar su hambre. Asimismo, es fundamental respetar un horario fijo, evitando que coma entre horas.
Señales de alarma y cuándo acudir al veterinario
Un aumento brusco del apetito puede indicar trastornos subyacentes. Busca ayuda veterinaria si, además de pedir comida, observas: sed y micción aumentadas, vómitos o diarrea, cambios de peso (gana o pierde), distensión abdominal o cambios de forma corporal, ingesta de objetos no alimenticios (pica o coprofagia) o letargo y cambios de comportamiento.
Causas médicas del apetito excesivo (polifagia)
La polifagia puede ser primaria (origen en sistema nervioso central o psicógena) o secundaria a otras enfermedades. Entre las más frecuentes están:
- Endocrinas/metabólicas: diabetes mellitus, hiperadrenocorticismo (enfermedad de Cushing), hipoglucemia, hipertiroidismo (raro en perros) y acromegalia.
- Gastrointestinales/malabsorción: insuficiencia pancreática exocrina (EPI), enfermedad inflamatoria intestinal, linfangiectasia y algunos cánceres digestivos.
- Parásitos e infecciones que compiten por nutrientes e impiden la correcta absorción.
- Fármacos que aumentan el apetito: glucocorticoides (p. ej., prednisona), anticonvulsivantes, benzodiacepinas, ciproheptadina, mirtazapina y progestágenos.
- Incremento fisiológico de requerimientos: crecimiento, gestación, lactancia, ejercicio intenso o frÃo extremo.
- Disminución del aporte efectivo: megaesófago, dietas de muy baja calidad, o pérdidas energéticas (p. ej., diabetes).
- Mecanismos menos claros: Cushing, shunt portosistémico/encefalopatÃa hepática o SDRAS (degeneración retiniana adquirida repentina).
Factores conductuales y ambientales
Un perro puede comer más por estrés, ansiedad o aburrimiento (especialmente si está poco estimulado o pasa muchas horas solo). El comportamiento de mendigar es a menudo aprendido y reforzado cuando recibe comida o atención tras pedirla. Diferencia el hambre real (persistente en cualquier contexto) de la ansiedad por la comida (relacionada con cambios de rutina, nerviosismo o hipervigilancia). Observa si hay protección del recurso o agresividad alrededor del comedero.
Genética y predisposición
Algunas razas muestran mayor tendencia a la voracidad. En el Labrador Retriever se ha descrito una variante del gen POMC que afecta la señal de saciedad. También pueden ser más propensos Beagle, Pug y Cocker Spaniel. Esta predisposición no implica que todos los individuos de esas razas vayan a ser glotones.
Dieta: calidad, cantidad y horarios
Apuesta por alimentos completos con proteÃna de calidad y suficiente fibra para mejorar la saciedad. Reducir harinas de alto Ãndice glucémico ayuda a estabilizar el apetito y a prevenir resistencia a la insulina. Ajusta la ración según edad, peso, nivel de actividad, esterilización, objetivo de peso y densidad calórica del alimento.
Mantén horarios fijos y evita los «picoteos» entre horas. Puedes dividir la ración diaria en 2-3 tomas si la ansiedad es elevada. Ofrece agua fresca siempre y valora snacks saludables puntuales (p. ej., zanahoria), evitando alimentos peligrosos para perros.

Evaluación y diagnóstico veterinario
En consulta se confirma si existe polifagia real, se cuantifica la ingesta y se valora la evolución del peso. La ganancia con polifagia sugiere causas primarias o fármacos; la pérdida de peso orienta a malabsorción o endocrinopatÃas.
- Historia clÃnica y fÃsico completos, con cálculo de calorÃas ingeridas.
- AnalÃtica completa (hemograma, bioquÃmica, urianálisis): anemia (pérdidas GI), leucocitosis/trombocitososis (posible Cushing), eosinofilia (parásitos), hipoalbuminemia (malabsorción), enzimas hepáticas elevadas (hepatopatÃa/Cushing).
- Coprológico (ideal 3 dÃas) y niveles de cobalamina/folatos; TLI si se sospecha EPI.
- Pruebas endocrinas si procede y glucosa/insulina ante hipoglucemia (insulinoma).
- Imagen (radiografÃa, ecografÃa, TC/endoscopia) según hallazgos; en sospecha de causa central, neurológico, LCR y TC/RM.
Estrategias prácticas para manejar la ansiedad por comida
Combinar hábitos, entrenamiento y enriquecimiento reduce la orientación obsesiva a la comida:
- Ejercicio diario (mÃnimo tres paseos) y estimulación mental con juegos de olfato, rompecabezas y juguetes dispensadores.
- Comederos antivoracidad o superficies que obliguen a comer más despacio; evita ejercicio intenso tras comer y fomenta el reposo postprandial (especialmente razas grandes por riesgo de dilatación-vólvulo gástrico).
- Rutina coherente: sirve su comida antes de la vuestra si la mesa es un detonante y no refuerces la mendicidad con restos.
- Caprichos controlados y ajuste progresivo de premios si se han vuelto un hábito.
Un perro que parece insaciable puede tener desde motivación normal por la comida hasta una polifagia con causa médica. Ajustar dieta, horarios y ejercicio, ofrecer enriquecimiento y evitar reforzar la mendicidad marca la diferencia; si hay signos de alarma, la valoración veterinaria temprana acelera el diagnóstico y el tratamiento adecuados.


