Como hemos comentado en más de una ocasión, el olfato es el sentido más importante en los perros, pues mediante el mismo analizan su entorno, se orientan y reconocen todo aquello que se encuentra a su alrededor. Su capacidad olfativa es extraordinaria, pudiendo identificar personas u otros animales a unos 2 km de distancia aproximadamente. No obstante, los expertos recomiendan que ayudemos a nuestros canes a potenciar esta habilidad.
La manera de hacerlo es sencilla, aunque requiere constancia y paciencia. Se trata de una serie de juegos que animan al perro a utilizar el olfato de diferentes maneras, al tiempo que estimulan su mente y le ayudan a equilibrar su energía. Existe una infinidad de actividades de este tipo, pero en este post nos centramos en unos pocos juegos sencillos que podemos realizar desde nuestra propia casa. Éstos son algunos ejemplos:
1. El escondite. Es uno de los más fáciles y recurrentes. Consiste en esconder uno o varios objetos de su interés en rincones de la casa; pueden ser juguetes, comida, etc. Todo ello sin que el perro nos vea, ya que tendrá que averiguar dónde se encuentran estos “premios” exclusivamente a través de su olfato. Una vez hayamos escondido todos, daremos la orden de “busca” al animal.
Lo más recomendable es comenzar por lugares fáciles para él, como las esquinas o debajo de sillas y mesas. Con el paso del tiempo añadiremos dificultad a la tarea, de forma progresiva, escondiendo los premios cada vez en sitios menos visibles. Si tenemos jardín, podemos incluir esta área en el juego, aunque es mejor evitar los parques, ya que el perro podría comer algo dañino que hayan escondido otras personas allí.
2. Trilero. Al principio el can puede sentirse abrumado con este juego, pero una vez descubra su funcionamiento le encantará. Se trata del clásico juego del trilero. Necesitaremos tres pequeños recipientes abiertos; nos servirán cualquieras mientras no sean transparentes ni pesen mucho.
Los ponemos hacia abajo y escondemos una golosina en uno de ellos, moviéndolos todos a continuación y cambiándolos de posición. El perro tendrá que averiguar, mediante su olfato, en cuál de ellos está el premio. Podemos hacer algo parecido guardando una golosina en una de nuestras manos y dándole a elegir.
3. Premios envueltos. Es parecido al primer juego, pero de mayor dificultad. Esconderemos varios premios dentro de toallas o paños, bien enrollados, y los situaremos en diferentes rincones de la casa. El perro tendrá que utilizar su nariz para encontrarlos y, una vez localizados, usar sus habilidades para desenrollar la tela y obtener su premio.