Los perros necesitan estimulación mental diaria además de ejercicio físico. Introducir juegos de inteligencia en su rutina reduce la ansiedad por aburrimiento, previene conductas destructivas y fortalece el vínculo humano–canino. Además, fomentan la resolución de problemas, la memoria y el autocontrol.
Existen algunas actividades que nos ayudan a desarrollar nuestra inteligencia, favorecen la capacidad de concentración y fortalecen la agilidad mental. Lo mismo ocurre con los perros, pues haciendo uso de algunos trucos y herramientas podemos estimularlos intelectualmente. Esto, a su vez, tiene innumerables beneficios para ellos. Por todas estas razones, resumimos algunas maneras de crear juegos de inteligencia caninos desde nuestra propia casa.
Beneficios de los juegos de inteligencia para perros

El juego es una forma de interacción social esencial para el bienestar emocional del perro. Los juguetes interactivos se centran en la estimulación de los sentidos (olfato, vista, tacto y propiocepción) y ayudan a que crezcan más tranquilos y seguros.
Usarlos de forma regular disminuye la ansiedad por separación cuando el perro se queda solo y reduce los destrozos en casa. También son útiles en planes de adiestramiento y salud porque canalizan la energía, mejoran la concentración y refuerzan conductas deseadas.
Muchos modelos incorporan niveles de dificultad progresivos, lo que mantiene la motivación y evita la frustración. Desde actividades sencillas hasta tableros avanzados, todos contribuyen a un aprendizaje estructurado y divertido.
Juegos caseros e interactivos que puedes hacer hoy
El primero de ellos es el clásico trilero, para el cual sólo necesitaremos tres pequeños recipientes y una golosina o porción de comida. Ocultamos esta última bajo uno de los recipientes, a los que daremos la vuelta, siempre cuando el perro no mire. Después, retamos al animal a que indique dónde está escondido el premio, algo que hará a través del olfato. Con este ejercicio también practicamos la obediencia y la paciencia de nuestra mascota.
Para añadir variedad, alterna recipientes de distintos materiales y aumenta la dificultad moviéndolos como en el juego de los trileros. Refuerza con premios de alto valor al acertar para mantener la motivación.
El escondite también es un juego recomendable para estimular su inteligencia. Podemos utilizar juguetes o trozos de comida, que esconderemos en varios rincones de la casa sin que el perro nos vea. Tras esto, le animaremos a que los busque olfateando por toda la zona. Una manera de dificultar la tarea es envolverlos entre trapos o prendas de ropa antiguas.
Prueba variantes olfativas como una alfombra de olfato casera (tiras de tela donde ocultar premios) para que use el hocico y las patas como si escarbara. Incrementa el reto colocando solo una recompensa y dispersando los escondites.
Para aquellos que dispongan de poco tiempo para disfrutar junto a su mascota, son perfectos los juguetes como el famoso . Basta con introducir golosinas dentro del mismo y esperar que el perro las saque, algo que le resultará algo difícil dada la forma del juguete. Se dice que podemos dejar que se divierta con el Kong sin supervisión, pero es recomendable que lo observemos las primeras veces que juegue con él para analizar cómo se comporta.
Otra opción rápida: tubos de cartón de papel higiénico rellenos con snacks blandos aptos (p. ej., queso fresco o mantequilla de cacahuete sin sal ni azúcares). Puedes doblar los extremos o incluso congelarlos para alargar el juego. Supervisa para evitar que ingiera trozos de cartón.
Si prefieres golosinas duras, usa una caja de cartón con agujeros ligeramente mayores que los snacks: al agitarla, caerán por los orificios. Ajusta la dificultad cambiando el tamaño de la caja y la cantidad de orificios, siempre bajo supervisión.
Con moldes de magdalenas y pelotas (tenis para medianos/grandes, ping pong para pequeños), coloca premios en los huecos y cubre con pelotas: deberá retirarlas para acceder. Evita pelotas demasiado pequeñas para prevenir atragantamientos.
Por último, las órdenes de obediencia pueden resultar divertidas para el animal, además de reforzar su agilidad mental. Podemos practicar algunas como dar la pata, tumbarse o sentarse, recompensándole con premios y caricias siempre que cumpla la norma.
Tipos de juguetes del mercado y cómo elegirlos
Juguetes para el olfato: alfombras de olfato, tableros con tapas y rieles, o superficies donde el perro “escarbe” para encontrar premios. Potencian la calma y la concentración.
Juegos de inteligencia: rompecabezas con cajones desplazables, piezas móviles o patrones que debe descifrar para obtener el premio. Algunos tableros avanzados (nivel 3) no tienen piezas sueltas: requieren desbloquear “huesos” superiores y abrir cajones con secuencias, lo que evita usar la fuerza y fomenta la destreza. Suelen tener tamaño de tablero mediano para uso en interior.
Juguetes para ansiedad: dispensadores de comida tipo contenedor que liberan el alimento lentamente, generando relajación progresiva; huesos de masticación prolongada (materiales resistentes, algunos con efecto de limpieza dental) para redirigir el mordisqueo. Se pueden complementar con lanzadores de pelotas, dispensadores inteligentes y mesas de fichas con compartimentos.
Calibra el nivel del juego: empieza por fácil, sube a intermedio y avanza solo cuando tu perro resuelva con confianza. Prioriza materiales de calidad, supervisa al principio y recuerda que las golosinas no deben superar el 10% de las calorías diarias.
Introducir variedad entre juegos caseros, rompecabezas de tablero y opciones para olfato cubre las necesidades cognitivas y emocionales. Con una selección adecuada y una progresión amable, tu perro disfrutará de retos seguros, motivadores y ajustados a su nivel.