Una de las medidas más efectivas que podemos tomar para proteger a nuestra mascota es la implantación del microchip, obligatorio por ley. Se trata del mejor método para identificar al animal, lo que facilita su encuentro en caso de pérdida o robo. De esta manera, su dueño puede ser localizado por cualquier protectora o clínica veterinaria.
En nuestro país, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) es la organización encargada de gestionar los documentos legales relacionados con los perros. Todos los cachorros con microchip deben ser inscritos en la misma, e impone un plazo de seis meses para su implantación.
El microchip es un dispositivo del tamaño de un grano de arroz, que se implanta en el cuello de nuestra mascota y que contiene sus datos identificativos y sanitarios, así como los del dueño. Está formado por dos partes: el propio microchip y una cápsula de vidrio que lo rodea. Esta última es biocompatible, por lo que no provoca alergias ni rechazos. Su implantación es sencilla, indolora y permanente, y es un servicio que nos ofrece toda clínica veterinaria.
Se instala en el cuerpo del can, a la altura de la nuca, e incluye un código de números único e irrepetible, que sería el equivalente a nuestro DNI. También almacena el nombre del propietario, su dirección y al menos un teléfono de contacto. Estos datos son registrados por el censo canino de cada Comunidad Autónoma; de producirse un cambio de propietario o de domicilio, debemos informar a nuestro veterinario, quien nos proporcionará los documentos necesarios para notificarlo a la autoridad pertinente.
El hecho de que la ley nos obligue a implantar este pequeño elemento a nuestras mascotas tiene una buena explicación, y es que nos aporta numerosos beneficios. Para empezar, podemos demostrar, en caso de ser necesario, que somos los propietarios del animal.
Además, cualquier protectora y clínica veterinaria puede acceder a los datos que recoge, por lo que facilita la recuperación del perro si éste es robado o se pierde. Asimismo, esta norma ayuda a reducir el número de mascotas abandonadas, pues si los dueños son localizados se enfrentan a importantes sanciones legales.