La incorporación de música como herramienta para tranquilizar animales en refugios es una práctica que cada vez gana más terreno. En los últimos años, diversas asociaciones han puesto en marcha proyectos donde músicos voluntarios se acercan a estos centros para tocar en vivo con el objetivo de reducir la ansiedad y mejorar el bienestar de perros y gatos que esperan una familia. Esta tendencia ha ido calando especialmente en ciudades de Estados Unidos, donde refugios en diferentes estados han abierto sus puertas a esta iniciativa.
El origen de muchos de estos programas reside en historias personales que demuestran cómo la música puede favorecer la calma en animales nerviosos o asustadizos. Es el caso de Yuvi Agarwal, un joven músico que descubrió que tocar el teclado ayudaba a relajar a Bozo, el perro de su familia. Motivado por ese efecto, decidió junto a sus padres fundar una organización sin ánimo de lucro para llevar la experiencia a perros y gatos sin hogar, reclutando a decenas de músicos voluntarios de todas las edades para actuar en refugios de Houston, Nueva Jersey y Denver. La idea es sencilla pero efectiva: acercar la música directamente a los corrales y jaulas para ofrecer a los animales un estímulo diferente que rompa la rutina diaria.
Historias reales de calma gracias a la música
Algunos resultados observados por los propios voluntarios y cuidadores en refugios apuntan a un claro beneficio. Los animales, en su mayoría perros y también algunos gatos, suelen mostrar signos de inquietud cuando alguien se acerca a sus recintos. Sin embargo, tras unos minutos de actuación musical, muchos de ellos se relajan, e incluso algunos acaban dormidos plácidamente mientras suena una melodía. El repertorio suele mezclar piezas clásicas —como obras de Mozart y Bach interpretadas en flauta— con éxitos populares adaptados al teclado, como ‘Hey Jude’ o ‘Perfect’.
Casos como el de Penelope, una perra rescatada que inicialmente se negaba a salir de su jaula, evidencian el potencial impacto positivo: tras escuchar varias sesiones de música en directo, no sólo superó su timidez, sino que empezó a interactuar de forma afectiva con los voluntarios. Esta clase de ejemplos se suma a la percepción de que la música puede facilitar la socialización y contribuir al bienestar general de los animales, haciendo que sean incluso más adoptables en muchos casos.
Qué dice la ciencia sobre la música y los animales
Frente a las experiencias positivas, la comunidad científica se muestra cauta a la hora de generalizar los beneficios de la música en animales. Aunque existen investigaciones que sugieren que la música clásica puede tener un efecto calmante en perros sometidos a entornos de estrés, como jaulas o clínicas, los resultados no han sido del todo concluyentes. Expertos como Lori Kogan, profesora universitaria y estudiosa de la relación entre humanos y animales, insisten en que es complicado dar una respuesta simple. Factores como el tipo de música, el volumen, el ambiente o incluso la predisposición del propio animal pueden alterar la respuesta final.
Se recomienda probar de forma individualizada: si al poner música a una mascota parece más relajada, probablemente sea beneficioso para su bienestar. Lo importante es observar la reacción de cada animal y evitar forzar situaciones si el efecto no es el esperado.
Un aprendizaje mutuo: beneficios para animales y voluntarios
El impacto de estas iniciativas no se limita solo al lado de los animales. Músicos y voluntarios también encuentran en este tipo de actividades una oportunidad para desarrollar su empatía, practicar sus habilidades y ganar confianza frente a un ‘público’ diferente, sin juicios ni prejuicios. Además, el factor humano juega un papel esencial, ya que el simple contacto positivo y las rutinas diferentes pueden ayudar a los animales a sobrellevar el día a día en las instalaciones del refugio.
La música como recurso para reducir la tensión y fomentar el bienestar animal en refugios está ganando popularidad, aunque la investigación todavía tiene camino por recorrer. Diversas experiencias demuestran que la música puede ser un complemento útil para mejorar la calidad de vida de los animales en espera de adopción.