Son muchos los problemas de comportamiento derivados de una mala socialización durante los primeros meses de vida del perro. Durante este período el animal se enfrenta a nuevos estímulos que pueden asustarlo fácilmente, marcando su futuro carácter. Nuestro deber es hacer que estas experiencias sean positivas para él.
Esta etapa de especial sensibilidad abarca desde la tercera hasta las 12 o 14 semanas, variando según la raza y el carácter. Y aunque lo cierto es que podemos llevar a cabo este proceso de socialización a cualquier edad, nos será más fácil durante este período en el que el cachorro está comenzando a conocer su entorno.
La meta de la socialización es lograr que nuestra mascota presente un comportamiento equilibrado y que reaccione con serenidad ante situaciones que puedan provocarle estrés, como ruidos fuertes o las visitas en casa. Para ello debemos seguir algunas pautas, como impedir que otras personas o animales se acerquen bruscamente a nuestro perro. Tendremos que pedir que lo hagan delicadamente, sin asustarle.
La clave está en hacer que tome contacto con canes tranquilos y sociables, asegurándonos de que no van a reaccionar con agresividad hacia nuestro perro. Debemos dejar que ambos animales se presenten con naturalidad, sin presionarlos. El refuerzo positivo será nuestro gran aliado en este proceso, pues mediante caricias, palabras amables y golosinas lograremos aumentar la confianza del cachorro.
Es importante que evitemos los parques para perros y las zonas demasiado concurridas durante los primeros días. También es recomendable que no dejemos que el perro juegue con animales desconocidos, para prevenir problemas de salud.
Respecto al acercamiento hacia otras personas, debemos tomar unas precauciones similares. Tenemos que pedir a los demás que se acerquen cuidadosamente, de frente, con movimientos suaves y sin acariciar al perro en caso de que el mismo muestre miedo o inseguridad. Deberán ganarse su confianza poco a poco. Todo ello cobra mayor importancia con los niños, pues no todos los canes se sienten cómodos junto a ellos.
La clave de una buena socialización se encuentra, en definitiva, en derrochar buenas dosis de paciencia, utilizar el refuerzo positivo y lograr que nuestro perro se sienta seguro con su entorno.