Ellos se muestran tristones algunas veces, otras veces se quedan chillando o llorando cuando se cierra la puerta y se quedan solos, también podemos notar su inconformidad a la soledad o al encierro al darnos cuenta que ha roto cuanta cosa rompible haya conseguido, otra manera es que la puerta ha sido arañada, también se orinan y defecan con más intensidad o más veces de lo habitual, incluso los vecinos se quejan de los chillidos o lamentos del perro.
¿Qué hacer ante estos acontecimientos?
Hay razones valederas por las cuales es inevitable dejar a estos animalitos solos, una de ellas es la falta de quien los cuide o les haga compañía mientras el dueño asiste al trabajo, cumple con su jornada laboral, debe asistir a la universidad, al centro de estudios o se le ha presentado alguna eventualidad de tipo social, deportiva o de cualquier otra índole y necesita ausentarse de casa.
Otra razón es que se carece de centros o sitios que hagan las veces de guarderías caninas mientras sus dueños están ausentes por los motivos señalados.
Lo que se debe evitar al máximo es que los lapsos de soledad no se excedan en más de 12 o 14 horas por día y que no sean tan frecuentes, porque se pudiera correr el riesgo que los perros se acostumbren a estar solos y no se muestren contentos y agradecidos cuando sus dueños regresen a casa.
Y si existe el caso, que se ha dejado al cuidado en una guardería o con algún vecino o amigo, se pueden terminar acostumbrando a ese amigo o vecino por el tipo de apoyo, cuidados y afectos que de ellos reciben y esto los lleva a acostumbrarse a ellos y por consiguiente no van querer regresar a casa.
La soledad de estos animales puede acarrearnos en algunos casos que se muestren huidizos, que rechacen cariño, que no quieran recibir comida, estén desganados, con falta de apetito, dando señales de tristeza y solo quieran permanecer durmiendo y apartados en algún rincón de la casa, así que ante esta situación, lo recomendable es acudir al veterinario o a algún especialista en conducta de estos animales y buscar otras alternativas de tal manera que el perro se sienta querido y aceptado por el grupo familiar al que pertenece.
Los perros al igual que los humanos son seres vulnerables, les gusta compartir, estar en grupo, jugar, pasear pero siempre en la compañía de alguien, bien sea entre grupos de perros o con los mismo seres humanos, de tal manera que se sientan protegidos, mimados, cuidados, alimentados y por sobretodo ellos entienden que perteneces a una familia y que por lo tanto así serán tratados como un integrante más de la familia.
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