Si acudes con frecuencia al veterinario puede que en alguna ocasión te haya hablado de esta enfermedad que pueden padecer perros y personas. La leishmaniasis es una enfermedad grave que puede afectar de forma generalizada al organismo. Es por eso que hay que conocer en profundidad la enfermedad para poder actuar con rapidez.
Todos deseamos lo mejor para nuestras mascotas, y eso incluye una buena salud y el bienestar diario. Para evitar la gran mayoría de enfermedades solamente necesitamos centrarnos en la prevención, tal y como ocurre con este problema. Os vamos a contar todo lo que necesitáis saber sobre la leishmaniasis y como prevenirla, además de sus tratamientos.
Qué es la leishmaniasis
La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa causada por la picadura de un mosquito flebótomo infectado. El problema con esta enfermedad es que solo podemos reconocerla cuando el perro ya muestra síntomas. La única ventaja que tenemos consiste en reconocer las zonas en las que este mosquito es endémico y tratar de prevenir contra sus picaduras. Una vez el perro ha sido infectado su cuerpo reconoce la presencia del parásito y comienza a fabricar anticuerpos para combatir el problema. Precisamente esto es lo que le va a dar la mayor parte de problemas a la mascota.
En dónde actúa
El mosquito que produce la infección se encuentra en zonas de clima mediterráneo, tropical y subtropical. Este mosquito se ubica en nuestro país en la zona del Mediterráneo siendo poco frecuente en otras zonas. Si se vive en estos lugares es necesario extremar las precauciones. Sea como sea, se han registrado picaduras en todos los países excepto en Australia. Es interesante saber que hay razas que son más resistentes a este mosquito y a sus efectos, probablemente por una adaptación al medio de la raza que se cría en estos climas. Prueba de ello es que en nuestro país el Podenco ibicenco es más resistente a estos problemas que razas como el Pastor Alemán.
Tipos de leishmaniasis
Hay varios tipos de leishmaniasis dependiendo de cómo afecte al organismo del perro. Se clasifican en tres tipos generales con sus síntomas asociados. Es importante conocerlas porque esta es una enfermedad que al producir variados síntomas se puede confundir con muchas otras.
Por un lado está la leishmaniasis cutánea que afecta a la piel. Esta forma es bastante más leve que otras y afecta principalmente a la piel en el exterior. Aparecen llagas y falta de cabello, sobre todo cerca de la zona en donde ha picado el mosquito.
La leishmaniasis visceral o sistémica es la que afecta a todo el organismo y sin duda es la forma más peligrosa. Afecta a todo el organismo del perro pero sus síntomas no aparecen hasta dos o tres meses después de que le haya picado el mosquito. Es por eso que resulta de gran importancia vigilar si tiene problemas en la piel como llagas con anterioridad.
La leishmaniasis mucocutanea afecta a las mucosas del animal. Se destruye el tejido de las mucosas en la zona de la garganta, la boca y la trufa.
¿Cuáles son los síntomas de la leishmaniasis en perros?
El problema con esta enfermedad es que hay varios tipos y los síntomas son muy variados y no son específicos, por lo que a veces se hace difícil ponernos sobre alarma a la hora de llevarlo al veterinario para el tratamiento. Lo más habitual es que los síntomas se manifiesten en la piel, ya que la tipología cutánea es la que más se manifiesta. En esta enfermedad se muestra con alopecia alrededor de las orejas y de los ojos, con el pelo quebradizo y fino. Es posible que en estas zonas también veamos una dermatitis y en algunos casos se produce necrosis en las orejas.
Los síntomas más marcados suelen ir acompañados de otros que a veces se manifiestan con anterioridad. Es habitual que el perro muestre astenia, fatiga y también caquexia e incluso fiebre. Todo esto hace que podamos confundirlo con cualquier otra enfermedad y que las visitas al veterinario sean habituales antes de llegar a la conclusión de la leishmaniasis.
En el caso de la tipología visceral la enfermedad afecta a varios órganos a la vez, por lo que podemos ver muchos síntomas diferentes. Al afectar al sistema nervioso se producen problemas a la hora de andar y coordinar. También puede afectar a los riñones, de forma que encontramos hematuria, que es sangre en la orina. Al afectar al estómago puede producir diarrea constante. También puede afectar a los ojos en forma de conjuntivitis.
Qué hacer
Ante la presencia de esta enfermedad o la sospecha de que pueda tratarse de este problema debemos llevar al perro a su veterinario. Si ellos ven los síntomas seguramente sospecharán de este problema y para confirmarlo le harán un análisis de sangre al perro. Este tipo de pruebas no manifiestan qué respuesta tiene el cuerpo del perro ante el ataque, sino que solo nos confirman que el parásito existe en la sangre del animal. Ante la confirmación de la enfermedad el veterinario le dará al perro el tratamiento adecuado, el cual suele durar meses, siendo el primer mes el de la medicación más fuerte.
Cada caso es único y por eso puede que también tengan que tratar al perro si se ve afectado algún órgano. Aunque se trata de una enfermedad complicada, los perros suelen recuperarse. El problema es que será un perro infectado toda la vida, y por ello puede que al aparecer otras enfermedades su sistema inmunitario tenga recaídas. Pero esto no suele impedir al perro tener una vida normal.
Prevención para el perro
Lo mejor que podemos hacer si vivimos en una zona en la que esta enfermedad es habitual es prevenir. Se debe prevenir con los collares, los sprays o pastillas que ayudan a repeler insectos. No solo durante las épocas altas en las que hay más picaduras de mosquitos, ya que pueden aparecer en otras épocas del año. También existe una vacuna que ayuda a evitar la aparición de la enfermedad del perro. Ambos tratamientos deben combinarse para ayudar a evitar esta enfermedad que termina siendo crónica. Sabemos que con una buena prevención hay muchas enfermedades que se pueden evitar.