Cómo lograr que el cachorro deje de mordernos

Cachorro mordiendo los dedos de una persona mientras juega.

Existe una etapa en la vida del cachorro durante la cual siente la necesidad de morder todo lo que hay a su alrededor, algo que se debe principalmente al hecho de que están comenzando a salirle los dientes. Así, es probable que el perro muerda y destroce nuestras cosas a menudo, e incluso, que adquiera el hábito de mordernos a nosotros. Si bien es una conducta natural a esta edad, hemos de corregirla para vitar que se convierta en un problema más grave.

Causas habituales

Para encontrar una solución, el primer paso es averiguar cuál es el origen de este comportamiento. Entre los motivos más frecuentes encontramos:

  1. Curiosidad. El perro es un animal explorador por naturaleza y durante la edad temprana utiliza la boca para reconocer lo que hay a su alrededor. Durante los primeros meses, mordisqueará todo lo que le llame la atención.
  2. Destete precoz. Los cachorros que son separados de sus madres demasiado rápido presentan una mayor tendencia a morder que los demás. Y es que los canes aprenden a controlar la intensidad de sus mordiscos mediante el trato con sus progenitoras, que gritan cuando muerden mientras maman, y mediante el juego con sus hermanos, que reaccionan de la misma manera.
  3. Aburrimiento y/o ansiedad. Si el cachorro no realiza actividad física o pasa mucho tiempo solo en casa, puede que trate calmar su exceso de energía o su ansiedad mordiendo, pues destrozar cosas con sus dientes puede ser un entretenimiento ideal para él. Por otro lado, es probable que le resulte divertido morder nuestras manos y dedos cuando jugamos con él.
  4. Dolor en las encías. Durante los primeros meses de vida los cachorros sufren dolor en sus encías mientras les salen los dientes, molestia que tratan de calmar mordiendo todo lo que encuentran.

Técnicas para evitarlo

  1. Pequeños gritos. Cada vez que el cachorro nos muerda podemos emitir un pequeño grito para indicarle que nos está haciendo daño. Debemos dejar de gritar en cuanto deje de clavarnos los dientes, pues no queremos asustarlo. Una vez deje de morder, tenemos que ofrecerle un juguete para que se desahogue con él.
  2. Evitar jugar con las manos y pies. Si tentamos al animal de esta manera, lo más probable es que acabe por intentar “atraparnos” con los dientes. Será mejor hacernos con algunos juguetes mordedores especiales para esta etapa e incitarle a que se divierta con ellos moviéndolos de un lado a otro.
  3. Desaprobación. Cuando el perro se lance a morder alguno de nuestros objetos hemos de prohibírselo firmemente; con un “No” o “Basta” será suficiente. Acto seguido, debemos mostrarle uno de sus juguetes para que comprenda que a ellos sí los puede morder.
  4. Ejercicio. Son fundamentales los paseos diarios, ya que ayudan al perro a equilibrar su energía mental y física, de manera que en casa se sienten más tranquilos y acatan con mayor facilidad las órdenes de obediencia. No obstante, no puede salir a la calle hasta que no le sean administradas las vacunas necesarias, por lo que los primeros meses su ejercicio se basará en los juegos dentro del hogar.

Se trata de un proceso lento de aprendizaje, por lo que será mejor que nos concienciemos y derrochemos buenas dosis de paciencia hacia nuestro pequeño. Con el paso del tiempo y siguiendo estas técnicas, seguro que alcanzaremos nuestro objetivo.


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