El lenguaje corporal del perro juega un papel clave en su manera de comunicarse con las demás personas y animales. Cada uno de sus gestos expresa una emoción diferente, incluidos los movimientos de sus orejas y cola. En esta última nos centramos a continuación, analizando los significados de sus distintas posturas.
Esta teoría está avalada por diferentes estudios. Un ejemplo es el llevado a cabo hace unos años por los biólogos Stephen Leaver y Thomas Reimchen, de la Universidad de Victoria en Canadá. Según los mismos, «el animal intercambia mucha cantidad de información a través de su cola, sus movimientos y las diferentes posturas que adopta». Así, el can expresa su estado de ánimo y se comunica con nosotros. Veamos cómo:
Cola levantada y dirigida hacia arriba. Con este gesto el perro demuestra autoridad y firmeza, puede que algo de dominancia.
Movimiento en círculos. Significa alegría, ganas de jugar y empatía. Este movimiento es muy común cuando el animal se encuentra con algún amigo suyo o cuando llegamos a casa.
Cola levantada y curvada. Demuestra tranquilidad y confianza.
Cola extendida horizontalmente. El perro muestra así su interés en algo que ocurre a su alrededor, aunque si mantiene la cola tensa y el pelo erizado, puede significar que se encuentra a la defensiva.
Movimientos rápidos y laterales. Indican nerviosismo o alegría, ansiedad en algunos casos. Los perros suelen hacer este gesto cuando se reencuentran con sus seres queridos, cuando juegan, cuando van a comer, etc. A veces estos movimientos también simbolizan miedo. Si a su vez el perro echa las orejas hacia atrás y nos enseña los dientes, nos estamos enfrentando a un posible ataque.
Cola baja con movimientos lentos y laterales. Refleja inseguridad y desconfianza ante a alguna persona o situación.
Cola entre las patas. Es la forma que tiene este animal de mostrar miedo y sumisión. Su objetivo es el de contener las feromonas que segrega a través de esta zona, manteniéndose así en un discreto segundo plano y queriendo pasar desapercibido.