¿Qué es y cuáles son los síntomas de la neosporosis canina?

perro de raza pequena sujeto con una correa azul

La neosporosis canina es una enfermedad que puede afectar a los perros y que en muchas ocasiones se puede confundir con la toxoplasmosis. Varias especies animales se pueden ver afectadas por esta enfermedad causada por un protozoo parasitario.

Algunas especies de ganados como los bovinos son especialmente propensos a contraerla y por supuesto los perros. La edad donde son más vulnerables los perros es mientras son cachorros. Es necesario estar alertas ante cualquier síntoma relacionado con el sistema neuromuscular de la mascota, como dificultad al caminar, que se caiga o tropiece con frecuencia.

¿Qué es la neosporosis canina?

perro comiendo un trozo de hueso

La neosporosis canina es una enfermedad causada por el protozoo neospora caninum. Este parásito actúa únicamente de forma intracelular y es un género de coccidia que puede afectar a diferentes tipos de animales. Aunque se encontró por primera vez en los perros, también fue diagnosticado en ganados bovinos siendo la neosporosis bovina la principal causa de aborto, por lo que no es una patología exclusiva de los perros.

Sin embargo, las investigaciones han arrojado en la actualidad que estos parásitos se hospedan en perros, coyotes, el dingo, el lobo gris, búfalos, ciervos, caballos y camellos. Parte de su ciclo de desarrollo requiere de algunos huéspedes como roedores, aves, rumiantes, entre otros.

Ciclo biológico

Cuando un perro se encuentra infectado por la neosporosis canina eliminan el parásito a través de las heces contaminando el pasto o el agua que después puede consumir el ganado u otro animal. El ciclo hace que los perros se contagien al consumir material del ganado, alguno de los huéspedes intermediarios antes mencionados o por vía de la placenta de la madre enferma.

El perro es el huésped definitivo del parásito que elimina en las heces los oosquistes. Algunos animales funcionan como huéspedes intermediarios y permiten el desarrollo del parásito. Esto ocurre porque consumen los oosquistes esporulados que suelen tardar unas 24 horas en adquirir la nueva forma.

Una vez que el perro consuma carne de algún intermediario permitirá el acceso al organismo ya convertido en taquizoitos y bradizoitos que eliminará para iniciar un nuevo ciclo al cabo de cinco días. Mientras los parásitos internos tardarán entre siete y 19 días en evolucionar la enfermedad que se aloja en el tejido nervioso y la retina.

Diagnóstico, síntomas y transmisión

Cuando se observa cualquier cambio en el humor y rutina de la mascota se debe llevar a una consulta veterinaria con el objetivo de descarta enfermedades que no estén presentando síntomas más evidentes. Esto es con el objetivo de prevenir y poder realizar un diagnóstico a tiempo que aumente las probabilidades de que la mascota se recupere efectivamente.

Si la mascota no presenta ningún síntoma existe un examen rápido y sencillo que descarta cualquier riesgo de haber contraído el parásito que es un análisis de sangre que muestra alteraciones en los parámetros de las funciones hepáticas.

perro comiendo un trozo de hueso

El parásito de la neosporosis canina ataca los tejidos del sistema nervioso central del animal. Esto es bastante grave y provoca síntomas parecidos a los de la toxoplasmosis canina, razón por la cual a veces se confunden los diagnósticos ya que bajo el microscopio la forma de ambos parásitos es bastante similar.

La diferencia principal entre ambas enfermedades protozoarias es que la neosporosis, muestra signos inequívocos de un compromiso en el sistema neurológico evidenciado a través de dificultades motoras y musculares.

En animales adultos los síntomas que se han descrito son miocarditis, que es una inflamación del músculo cardíaco,  polimiositis o inflamación de las fibras musculares y la piel. También pueden presentarse convulsiones y cambios en el comportamiento ya que el perro estará triste y perderá el apetito. No obstante el signo más alarmante es un acelerado deterioro neuromuscular muy evidente en las extremidades traseras del animal.

Hasta el momento solo se han identificado tres formas de transmitir la enfermedad desde el descubrimiento del primer caso en 1984. La primera es por ingerir los oosquites directamente a través de alimentos o agua contaminados con heces que contenían el parásito.

Ingerir carne contaminada de algún huésped infectado cuyo parásito ya se haya alojado en el músculo. Por último, es por vía de la placenta de la madre infectada. No se ha logrado definir con exactitud los pormenores de esta transmisión pero es un hecho que es posible.

Los cachorros son los más vulnerables

Los cachorros fueron los primeros en los que se pudo diagnosticar la neosporosis canina. Lamentablemente para muchas crías este parásito ocasionó parálisis muscular y un alto índice de mortalidad temprana. Estas mascotas tuvieron un contagio congénito que se hizo porque la madre se encontraba enferma. Sin embargo, los síntomas en los cachorros fueron fuertes y acelerados teniendo parálisis de los miembros posteriores y de la mandíbula.

Esto les trajo dificultades para alimentarse y un deterioro progresivo del sistema inmunológico que en casos menos numerosos llegaron incluso a presentar dermatitis aguda. La atrofia muscular se encuentra acompañada de deficiencia cardiaca, neumonía e inflamación significativa del hígado. En perros adultos la enfermedad es progresiva pero no tan invasiva y violenta como en los cachorros o perros seniles.

Tratamiento en cachorros

Hasta el momento no existe una  vacuna contra la neosporosis canina. Sin embargo, se utiliza tratamiento farmacológico basado principalmente en antibióticos especiales para perros y  antiprotozoarios. Las medicinas que más se utilizan para contrarrestar los efectos de le enfermedad son la sulfonamida, pirimetamina y clindamicina.

Detectado a tiempo se puede curar siempre y cuando la mascota resista el delicado cuadro clínico que produce el parásito. Las complicaciones se pueden presentar a nivel de problemas cardíacos, respiratorios o hepáticos. Si el sistema inmunológico de la mascota es fuerte y el parásito no ha ocasionado un daño significativo se pueden revertir los efectos.

Recomendaciones

perro comiendo un trozo de hueso

Hasta el momento se ha comprobado que el parásito se puede trasmitir por varias generaciones si la hembra de alguna raza canina se encuentra infectada debe evitarse que tenga crías. Otro aspecto importante es controlar la alimentación de los perros que viven en el campo.

Aquellas mascotas con instintos cazadores o que están acostumbrados a comer carne cruda están en mayor riesgo de contraer la enfermedad, por lo que se recomienda educarlos para que se alimenten solo con la comida indicada y en un solo lugar que sería el recipiente para el alimento. Por tal razón, la educación en los perros es fundamental para evitar que adquieran cualquier enfermedad no solo la neosporosis canina.


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