
En Belo Horizonte (Brasil), la historia de Edilson y su perro Abner ha dado un giro inesperado: tras perderlo en 2020 durante un paseo, el dueño lo vio en una publicación de redes sociales y, cinco años después, pudo volver a abrazarlo. El hallazgo fue posible gracias a la difusión de imágenes de un refugio local.
Durante meses, el propietario recorrió barrios, colocó carteles y contactó con protectoras sin resultado, hasta que la búsqueda se volvió insostenible y decidió dejar de insistir, incluso descartando la idea de convivir con otro perro. Nada hacía presagiar que una simple fotografía le devolvería a su compañero.
La desaparición y una búsqueda sin pistas
Abner se extravió en plena calle y, pese a los esfuerzos iniciales, no aparecieron pistas concluyentes. Hubo llamadas, visitas a albergues y carteles en numerosas zonas de la ciudad. Pasado un tiempo, Edilson admitió que la esperanza se había agotado.
Un refugio como hogar temporal
En paralelo, el perro fue rescatado de la vía pública y acogido por el refugio Invisíveis Não Mais, donde recibió cuidados veterinarios. Su edad avanzada y las dificultades de movilidad y visión lo convirtieron en candidato a permanecer a largo plazo en el centro, que centra su labor en animales mayores, con discapacidad o lesionados.
Con el tiempo, Abner se integró por completo en la vida del albergue y pasó a ser una especie de embajador de la asociación, participando en actividades de sensibilización para fomentar adopciones responsables y recordar que los perros senior también merecen una segunda oportunidad.
La foto que lo cambió todo
Una caminata grupal con perros, organizada por el refugio y apoyada por estudiantes voluntarios de medicina veterinaria, sirvió para tomar una serie de imágenes que luego se compartieron en redes. Entre esas publicaciones, Instagram terminó siendo el canal por el que el antiguo dueño vio un rostro inconfundible.
Al desplazarse por su feed, Edilson reconoció a Abner al instante y contactó con el centro para confirmar lo que parecía evidente. Tras verificar la información, se coordinó una visita y el proceso desembocó en un reconocimiento inmediato entre ambos.
El reencuentro que parecía imposible
El pasado lunes, el dueño se presentó en el refugio y la escena fue tan sencilla como emotiva: el perro se acercó con cautela, olfateó y, acto seguido, se produjo el abrazo largamente esperado. El personal del centro describió el momento como uno de esos que marcan a todo el equipo.
Los voluntarios, emocionados, subrayaron que su objetivo siempre ha sido visibilizar a los llamados invisibles. En su reflexión insistieron en que Abner no era un perro sin valor, sino un compañero extraviado que necesitaba un puente para volver a su hogar.
Qué nos deja este caso
La experiencia pone el foco en el trabajo de los refugios y en el papel que pueden desempeñar las plataformas sociales para reunir familias separadas. También recuerda que la identificación del animal, los avisos a protectoras y la colaboración ciudadana multiplican las opciones de regreso, incluso después de años.
En España y en gran parte de Europa, el microchip y el registro en bases oficiales facilitan la localización de animales perdidos. Además, la difusión inmediata en redes, el contacto con albergues y la consulta periódica de publicaciones de protectoras pueden resultar determinantes.
- Colocar avisos con foto reciente y datos de contacto en la zona de pérdida y clínicas veterinarias.
- Notificar de inmediato a protectoras locales y revisar a diario sus perfiles en redes sociales.
- Mantener actualizados el microchip y el registro para agilizar cualquier identificación.
- Organizar búsquedas coordinadas con voluntariado y aprovechar grupos vecinales online.
La travesía de Edilson y Abner demuestra que la constancia, la ayuda de un refugio y la circulación de imágenes en internet pueden unir de nuevo a una familia tras cinco años de separación, además de poner en valor la tarea de quienes cuidan a los animales más vulnerables.