Los seres humanos necesitamos ponerle un nombre a todo para poder entendernos mejor entre nosotros. Cuando convivimos con animales domésticos, ya sean perros o gatos (u otros), también le ponemos un nombre que lo identificará, y que nos servirá para que nos podamos relacionar mejor con ellos.
Lo primero es, evidentemente, escoger un nombre para el can. Para ello, te puedes fijar en el color de su pelaje, o en carácter que tiene. En cualquier caso, es recomendable que sea corto, de una o dos sílabas, ya que así no le costará tanto asociarlo con él; por otra parte, si tuviese tres o más silabas necesitaría más tiempo para aprendérselo. Además, conviene evitar nombres parecidos a órdenes (como “Noa” con “no” o “Sid” con “sit”) y optar por uno claro y distintivo para no confundirlo, especialmente si hay más perros en casa.
Una vez decidido cómo se le va a llamar, es momento de hacerle saber que a partir de ahora se va a llamar así. Pero claro, es un proceso que nos llevará unos días, pues como sabemos, no pueden hablar (al menos, no como nosotros). Para facilitarlo, crea un ambiente tranquilo sin distracciones, usa golosinas pequeñas y realiza sesiones cortas y alegres.
Pasos para que tu perro reconozca su nombre
La clave es el refuerzo positivo: queremos que el nombre signifique “presta atención, algo bueno viene”. Un método muy eficaz es preparar 10 premios mini, decir su nombre una sola vez y premiar de inmediato, haga lo que haga (no hace falta que te mire al inicio). Repite hasta acabar los premios, descansa al menos 30 minutos y realiza 1-2 sesiones diarias durante varios días.
- Di el nombre antes de elogiar: “Toby, muy bien”. El nombre siempre debe ir primero para no crear confusión.
- No lo repitas en bucle: si no responde, espera unos 30 segundos, cambia el tono o posición y vuelve a intentarlo.
- Varía el contexto: practica en casa, luego en el jardín y más tarde en lugares con distracciones, aumentando la dificultad poco a poco.
- Modula la voz y tu postura: usa tono amable; entrena desde distintas distancias y posiciones corporales para generalizar el aprendizaje.
Refuerzo, juegos y aumentar la dificultad
Introduce juegos que mantengan alta la motivación. El escondite funciona de maravilla: escóndete, di su nombre una vez y premia al encontrarte. También puedes usar la pelota o el frisbee, diciendo su nombre justo antes de lanzar para asociar atención y diversión. A medida que mejore, reduce gradualmente los premios comestibles y mantén elogios y caricias.
Involucra a toda la familia para que usen el mismo nombre y tono. Practica en calles tranquilas y, más tarde, en parques; si el entorno es muy estimulante, vuelve un paso atrás y facilita el ejercicio hasta recuperar la respuesta rápida.
Errores comunes y cómo evitarlos
No uses su nombre para reprender. Si lo asocia a algo desagradable, responderá con menos ganas. Reserva el nombre para llamar su atención y utiliza “no” o “quieto” en correcciones. No cambies el nombre durante el aprendizaje: genera confusión y retrasa el proceso. En hogares con varios perros, llama a uno por vez y refuerza al que responda.
Si te ignora, evita repetirlo muchas veces: muévete un poco, cambia el tono o genera un pequeño estímulo (palmeo suave) y, cuando te mire, premia al instante. Mantén sesiones de 5-10 minutos para no saturarlo.
Señales de progreso y mantenimiento
Verás avances cuando al oír su nombre gire la cabeza, mueva las orejas o te mire automáticamente, cada vez con mayor rapidez. Mantén la respuesta sólida practicando en entornos variados y reforzando de forma intermitente: no siempre con comida, a veces con elogios o juego.
Una guía útil es: prepara el entorno, refuerza el contacto visual, introduce el nombre con voz amable, premia de inmediato y repite lanzando la recompensa en distintas direcciones para volver a captar su atención. Progresa a lugares nuevos con correa y, si hay fallos, retrocede un paso y vuelve a encadenar éxitos. Ánimo y paciencia, que siendo constantes al final aprenderá su nombre. Seguro..
