En los últimos años, se ha hecho evidente una relación especial entre la generación Z y los perros, marcando tendencias tanto en redes sociales como en la manera en que se entiende el bienestar animal. Los nacidos entre mediados de los años 90 y principios de los 2010 han crecido en un entorno digitalizado, donde la búsqueda de identidad propia, la sensibilidad y el cuidado de la salud mental forman parte esencial de su día a día. Esta nueva visión ha influido en la forma en la que se relacionan con sus mascotas, especialmente con los perros.
A diferencia de generaciones anteriores, que solían elegir razas más tradicionales por su fama o funcionalidad, la generación Z apuesta por perros con características poco convencionales, gran personalidad y una estética que rompe moldes. El fenómeno se manifiesta en la popularidad de ciertas razas que, hasta hace poco, eran prácticamente desconocidas en la cultura popular, como el Borzoi, cuyo crecimiento en interacción y menciones en plataformas como TikTok e Instagram ha sido vertiginoso.
El Borzoi: un icono inesperado en el universo Z
Los Borzoi, también conocidos como galgos rusos, han pasado de ser perros vinculados a la aristocracia y la caza en la Rusia zarista a transformarse en auténticos protagonistas del universo digital. Con su figura estilizada, hocico extremadamente alargado y una expresión que mezcla lo enigmático y lo sensible, encajan en el gusto estético de jóvenes que valoran lo singular y la autoexpresión. No es casualidad que su físico etéreo y su aire de criatura salida de otra época los conviertan en virales cada vez que aparecen en memes o vídeos cortos, donde el humor y la imagen cuentan tanto como el propio contenido.
Más allá de su apariencia, el Borzoi destaca por su temperamento reservado y su empatía silenciosa. A diferencia de otras razas más activas o ruidosas, estos perros prefieren acompañar desde la tranquilidad, conectando con una generación que prioriza la calma, el cuidado personal y la búsqueda de relaciones auténticas —incluso si eso significa rechazar lo convencional.
Las emociones y la identidad: perros como reflejo generacional
Para los jóvenes de la generación Z, la elección de un perro también es una declaración de valores: buscan animales que representen su individualidad, pero también que se adapten a sus prioridades vitales, como el impacto en la salud mental. El Borzoi es percibido como un compañero ideal para quienes desean una convivencia más tranquila y menos demandante, algo especialmente valorado en entornos urbanos y rutinas intensas.
La generación Z valora enormemente la conexión emocional con sus mascotas. No se trata solo de cuidar, sino de compartir experiencias, comprender sus necesidades e integrar al perro en las dinámicas familiares y de ocio. Esta visión ha ido de la mano con un interés creciente por crear entornos hogareños relajantes y personalizados, donde la mascota no es simplemente un animal de compañía, sino un verdadero miembro del círculo íntimo.
La música como ingrediente clave del bienestar perruno
Una de las tendencias más curiosas y en auge es el uso de la música para mejorar el bienestar canino. Las playlists adaptadas, creadas en plataformas como Spotify, son mayoritariamente impulsadas por jóvenes que buscan calmar, alegrar o relajar a sus perros. Desde 2020, millones de usuarios han hecho uso de funciones específicas para mascotas, consolidando el fenómeno de las listas musicales adaptadas al ritmo de vida actual.
Según estudios, casi un tercio de los españoles considera que la música tiene un impacto positivo en el comportamiento y la relajación de sus perros. Canciones como Dog Days Are Over, Good 4 U o Drivers License figuran entre las favoritas, mostrando cómo los éxitos del momento —predominantemente del género pop— se convierten en la banda sonora del día a día de humanos y perros. Otras piezas, como Kiss Me More o Montero, aparecen recurrentemente en las listas, y la preferencia se extiende a temas cuyo título o temática remite de alguna manera al mundo canino.
Esta práctica no se limita a la reproducción pasiva de canciones, sino que forma parte de un ritual de cuidado y atención enfocado no solo en el perro, sino en la creación de un ambiente armónico para toda la familia.
Redes sociales y cultura digital: un escaparate de nuevas formas de convivencia
Las redes sociales han sido clave para visibilizar y amplificar la singular relación entre la generación Z y sus perros. La viralidad de ciertas razas, los desafíos estéticos y las historias compartidas han transformado la convivencia con perros en un fenómeno cultural. Más allá del meme o del contenido viral, hay una reflexión sobre el valor de la diferencia, la importancia de los cuidados individualizados y el deseo de destacar sin dejar de lado el bienestar de los animales.
Esta nueva generación entiende la compañía animal como algo que va más allá de las normas tradicionales. La búsqueda de autenticidad y conexión emocional se traduce, en muchos casos, en una selección más informada y personalizada de los perros, en el diseño de rutinas adaptadas a las necesidades específicas de cada animal y en la creación constante de contenidos que inspiran, informan y, en ocasiones, también cuestionan lo establecido.
La convivencia entre los perros y la generación Z se está redefiniendo gracias a la influencia de nuevas plataformas, a la valoración de la diversidad y a la adopción de herramientas digitales dirigidas tanto al entretenimiento como al cuidado emocional. Razas como el Borzoi y prácticas como las playlists personalizadas son solo algunos ejemplos de cómo la percepción y el trato hacia los perros evoluciona con el paso de las generaciones.
