Probablemente todos nos hayamos preguntado alguna vez por qué los perros tienen el hocico húmedo. Existen muchas teorías al respecto, aunque la respuesta la encontramos en los estudios realizados por los científicos durante las últimas décadas. Los mismos afirman que esta humedad cumple la función de ayudar al can a regular su temperatura y a capturar los olores.
Estas narices húmedas, muy comunes en los mamíferos, reciben el nombre científico de rhinarium. Se mantienen mojadas gracias a dos glándulas laterales que proporcionan la mayor parte del líquido. Están situadas en el interior del hocico y drenan las fosas nasales a través de un pequeño conducto de dos centímetros. Los lamidos, por su parte, ayudan a mantener esta humedad.
Al contrario de lo que a veces se dice, dicho líquido no es sudor, sino mucosa. La misma ayuda al perro a disolver las sustancias químicas del aire para que puedan ser absorbidas por la piel de la trufa, que es donde se ubican las células que detectan los olores. La mucosa actúa como una especie de tela de araña, que captura millones de moléculas, preseleccionando a su vez cuáles de ellas serán impulsadas al cerebro.
Al mismo tiempo, esta mucosidad ayuda al animal a equilibrar su temperatura, siendo algo complementario al jadeo. Favorece la eliminación del calor corporal sobrante, tal y como indican diferentes estudios, entre los que podemos nombrar el realizado por los científicos C.M. Blatt y C.R. Taylor, llamado «Jadeo térmico en perros: la glándula nasal lateral, una fuente de agua para el enfriamiento por evaporación», y publicado por la revista científica Science Magazine.
Por otra parte, hay quien dice que la nariz seca en los perros es síntoma de enfermedad. Esto no tiene por qué ser así, pues cuando están en reposo su hocico se mantiene más árido, mientras que en un estado activo la mucosa se secreta con mayor facilidad. Sin embargo, si notamos que la trufa de nuestra mascota no suele estar húmeda, deberemos visitar al veterinario.