Manías de los perros y su significado: guía completa para entenderlas y gestionarlas

  • Muchas manías son conductas instintivas o de comunicación normal; observa contexto y frecuencia.
  • Si hay daño, interferencia en la vida diaria o no puede parar, valora estrés, dolor o TOC.
  • Rutinas, ejercicio, enriquecimiento y refuerzo positivo reducen conductas problemáticas.
  • Ante cambios bruscos, ingestión de objetos o señales de dolor, consulta al veterinario.

Perro con manías y su significado

Los perros a veces presentan manías o costumbres incomprensibles para nosotros, que nos pueden llevar a pensar que pueden tener problemas de comportamiento. No siempre es así. La mayoría de las veces simplemente están mostrando determinadas conductas derivadas de su instinto natural. Resumimos algunas de ellas y analizamos su significado.

Una de las más frecuentes es la de orinar y defecar en casa. Si nuestro perro presenta esta molesta costumbre, se trata de un acto de marcaje territorial. Con ello nos quiere decir que el espacio es suyo. Puede que lo hagan en lugares estratégicos de nuestro hogar, algo relacionado con la jerarquía; de esta manera, se asegura de que los demás miembros de la manada vean sus restos y demostrar así su superioridad en la zona.

Otra manía muy común entre los canes es la de acumular y esconder piezas de comida en varios rincones de la casa. Lo hacen animados por su instinto de supervivencia, pues se trata de crear reservas para poder alimentarse en épocas de hambruna. Es más común en casas con varios perros.

Perro durmiendo.
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La coprofagia es otra costumbre habitual, sobre todo en cachorros. Éstos a menudo ingieren sus propias heces, algo que puede tener su origen en una falta de vitaminas o en problemas de comportamiento, como el estrés. También es probable que lo hagan con el fin de evitar que su dueño les regañe al descubrir que han hecho sus necesidades en la casa.

Rodar sobre el lomo es otro curioso hábito canino a tener en cuenta. Tiene diferentes causas, pues algunos perros lo hacen para impregnarse del olor de la zona sobre la que rueda. Algunas veces lo hacen con la intención de eliminar algún aroma de su cuerpo, como el del champú o la colonia. También consiste en un acto primario, ya que los cánidos hacen este gesto en el entorno natural para eliminar los parásitos.

¿Manía o problema? Cómo interpretar las conductas repetitivas

Manías de los perros y su significado

Igual que las personas, algunos perros desarrollan conductas repetitivas que empiezan como estrategias para aliviar estrés o aburrimiento (por ejemplo, perseguirse la cola) y, sin ayuda, pueden volverse crónicas. Conviene diferenciar una manía puntual de un posible trastorno obsesivo compulsivo (TOC) canino:

  • Contexto y frecuencia: conductas ocasionales y breves suelen ser normales; si aparecen a diario, durante largos periodos y el perro no puede parar, preocupa.
  • Consecuencias: si se hace daño (heridas por lamido o mordisqueo), si interfiere con comer, dormir o relacionarse, requiere intervención.
  • Historia previa: traumas, mala socialización, ambientes pobres en estímulos, sedentarismo y soledad prolongada facilitan estos cuadros.

Señales de alerta a vigilar: lamidos compulsivos, morderse patas o cola, girar en círculos de forma insistente, cambios bruscos de hábitos higiénicos, destrucción dirigida a objetos específicos, o aumento de ansiedad y agresividad en situaciones antes neutras.

Orinar y defecar en casa: marcaje, hábitos y salud

Manías relacionadas con higiene en perros

Además del marcaje territorial descrito, hay otros motivos: falta de rutina higiénica (en cachorros o recién adoptados), ansiedad por separación, estrés por cambios en casa o problemas médicos (infecciones urinarias, dolor, glándulas anales llenas). Algunos perros necesitan su “lugar de siempre” para sentirse seguros en el momento vulnerable de eliminar; es su “más vale malo conocido”.

Qué hacer: establece horarios regulares de comida y paseo, saca tras cada comida, premia justo después de eliminar fuera y evita volver a casa inmediatamente para que no se “guarde” las ganas. No castigues nunca a destiempo; limpia sin el perro delante y consulta al veterinario si hay cambios bruscos o dificultad.

Esconder comida y enterrar objetos: instinto y convivencia

Perros que esconden comida

Enterrar o esconder recursos es herencia del lobo: conservar sobras para épocas de escasez. En casa puede intensificarse si hay competencia (varios perros), aburrimiento o si esa comida/juguete tiene alto valor. También es normal que algunos perros trasladen el pienso para comer cerca de ti: comer en grupo refuerza el vínculo social.

Cómo gestionarlo: ofrece enriquecimiento ambiental (juguetes interactivos, juegos de olfato), estructura comidas y evita regañar por esconder; si cava en lugares inadecuados, crea una “zona de excavación” permitida y redirige.

Coprofagia: causas y soluciones basadas en evidencia

La ingestión de heces puede deberse a déficits nutricionales, dietas poco digestibles, problemas digestivos, estrés o aburrimiento, hambre (raciones escasas) o aprendizaje (limpiar para evitar riñas). En cachorros también entra dentro de conductas exploratorias.

Pasos prácticos: revisa la dieta con tu veterinario, recoge de inmediato, aumenta los paseos y juegos, trabaja el “déjalo” con refuerzo positivo y evita castigos que aumenten la ansiedad. Consulta si hay pérdida de peso, vómitos, diarreas o si aparece de forma repentina.

Rodar sobre el lomo y revolcarse: placer, olor y comunicación

Rebozarse puede servir para enmascarar el olor propio (útil en la caza), eliminar olores indeseados (champú, colonias) o simplemente por placer táctil. También ayuda a desprender parásitos o aliviar picores. Si ocurre tras el baño, es habitual; si es excesivo y hay rascado, consulta por posibles alergias o pulgas.

Otras manías normales y su significado

Perseguirse la cola: juego o aburrimiento en jóvenes; si se repite muchas veces al día o no puede parar, valora TOC, estrés o dolor.

Lamerse o morderse patas/cola: puede indicar alergias, dolor o ansiedad; si hay calvas o heridas, necesita revisión.

Escarbar la tierra: innato; preocúpate si es continuo o destroza casa/jardín sin pausa (aburrimiento/ansiedad).

Rascar el suelo tras defecar: además de cubrir, deja una marca olfativa con glándulas de las almohadillas.

Oler el ano o el pis de otros perros: es comunicación química; obtienen datos de identidad y estado.

Dar vueltas antes de tumbarse: busca seguridad y acomodo; si entra en bucle, descarta dolor o compulsión.

Arrastrar el trasero: suele relacionarse con glándulas anales o parásitos; requiere valoración.

Comer hierba o piedras: la hierba puede servir para purgarse; si hay vómitos repetidos o ingiere objetos duros (piedras), riesgo de obstrucciones: veterinario.

Ladrar al timbre: alerta natural. Trabaja contracondicionamiento (timbre = ir al sitio + premio) y gestión de ambiente.

Lametones: suelen ser afecto, pero si son excitados y constantes pueden indicar estrés; baja la intensidad y guía a actividades calmadas.

Gruñir al comer: es protección de recurso. Crea seguridad (lugar tranquilo), rutinas, enseña “espera” y evita meter la mano en su cuenco. No castigues el gruñido: es una señal útil de comunicación.

Señales de alarma y cuándo ir al veterinario

Acude si observas: heridas por lamido/mordisqueo, pérdida de pelo focal, vómitos repetidos tras comer hierba, ingestión de objetos duros, cambios bruscos en higiene, dolor al defecar/orinar, arrastre de ano persistente, o si las conductas repetitivas no se pueden interrumpir.

Qué puedes hacer en casa: pautas que funcionan

• Aumenta el ejercicio y el juego diario, con trabajo de olfato y juguetes interactivos.

• Establece rutinas predecibles de comida, paseo y descanso.

• Refuerza en positivo lo que sí quieres ver y evita castigos que generen ansiedad.

• Ofrece socialización y enriquecimiento (novedades controladas, salidas variadas).

• Pide ayuda a un educador canino o a tu veterinario si sospechas dolor, alergias o TOC.

La mayoría de “manías” son comunicación o instinto y, con rutinas, ejercicio y educación en positivo, se vuelven comportamientos funcionales. Si una costumbre se intensifica, causa daño o aparece de golpe, la clave está en descartar causas médicas y dar al perro opciones adecuadas para satisfacer sus necesidades.