Durante el verano nosotros utilizamos protección solar, gafas y evitamos las horas centrales en lugares con mucho calor. Pues también debemos tomar medidas con nuestras mascotas, a las cuales también les afecta el sol en verano. Debemos proteger la piel del perro y su organismo del sol durante la época de más calor para evitar problemas o enfermedades.
Todos sabemos que para nosotros y para los perros, la vitamina D que aporta el sol es beneficiosa para el organismo y las defensas. Un poco de sol está bien, pero mucho puede ser perjudicial para todos en muchos aspectos. Además, los perros no pueden protegerse de la misma manera, por lo que tenemos que cuidarlos mucho más.
Una de las cosas que no debemos hacer es rapar al perro. Aunque pensemos que el pelaje puede darle calor, sobre todo en el caso de perros nórdicos, este tiene una capa que aisla la piel, y que es totalmente necesaria. De hacerlo los dejamos expuestos a quemaduras solares y a un aumento de su temperatura corporal que puede derivar en un golpe de calor.
Las almohadillas de las patas de los perros también sufren, por lo que debemos acordarnos de que ellos van descalzos. Hay que evitar superficies calientes por las que caminar, como asfalto o baldosas a pleno sol, pues pueden quemarlas y dañarlas. Imagináos si nosotros tenemos que andar descalzos por el suelo, pues a ellos les pasa lo mismo.
Por otro lado, es mejor evitar las horas de más calor. Pueden dañar los ojos si son muy claros, y también pueden sufrir golpes de calor y quemaduras en las patas. En esos días, lo mejore es sacarlos a pasear de mañana y de noche, cuando puedan disfrutar sin pasarlo mál, o bien llevarlos a bañarse en alguna playa para perros.