Los perros pueden verse afectados por diversas enfermedades que pueden poner a prueba su fortaleza psíquica y emocional, hasta el punto de que a veces tendrán que cambiar su rutina para poder continuar haciendo vida normal. Una de las que más preocupan a los humanos que conviven con ellos es la pérdida de visión, ya que solemos pensar que un can ciego será un animal triste, pero lo cierto es que se puede evitar que esto sea así ayudándolo en su día a día.
Si te has preguntado alguna vez cómo saber si mi perro es ciego, en esta ocasión te explicaré en qué te tienes que fijar para identificar la ceguera en tu peludo. Además, verás síntomas conductuales, señales oculares, pruebas diagnósticas y cuidados clave para su bienestar.
Comportamiento de un perro ciego

El perro que se está quedando ciego o que ha perdido la visión, al principio irá chocando con todo. Puede sentirse un poco inestable al comienzo, y le costará encontrar sus juguetes, comida y agua, y durante los paseos se sentirá perdido. Pero esto es algo que irá pasando poco a poco. A medida que vaya recuperando su confianza y se vaya acostumbrando, verás que utiliza su nariz y sus patas para tratar de situarse.
Además, pueden aparecer cambios sutiles que conviene vigilar: ladra más de lo habitual o se asusta cuando alguien se acerca, muestra dependencia de sus cuidadores y ansiedad para subir o bajar escaleras o al descender del sofá. En entornos nuevos camina más despacio y duda antes de avanzar.
Algunos perros evitan salir de noche, tropiezan con objetos de forma repetida o olfatean la pelota pero no la cogen con el hocico. Si notas apatía, menos interés por jugar o que necesita olerlo todo para orientarse, consulta con el veterinario.
- Desorientación: choca con muebles o paredes.
- Actitud asustadiza o cambios de conducta (más pegajoso o irritable).
- Negativa a subir/bajar escaleras o a saltar a la cama.
- Reconoce peor a personas a distancia y camina con cautela.
Cambios en los ojos que experimentará el perro
Los ojos que empiezan a fallar, cambiarán. Para saber si tu perro es ciego, puedes fijarte en sus globos oculares: si ves que la córnea está afectada, o si el can empieza a lagrimear en exceso, es muy probable que esté perdiendo visión. Aún así, debes saber que hay enfermedades que pueden causar lagrimeo, como la conjuntivitis, por lo que para asegurarte te recomiendo que lo lleves al veterinario para que lo examine.
Examina de cerca sus ojos: la presencia de manchas blanquecinas o cristalino turbio, pupilas que no responden bien a la luz, enrojecimiento, hinchazón, pupilas dilatadas de forma permanente o secreción transparente/verdosa son señales de alerta. En algunos casos el ojo puede verse menguado o más blando al tacto (no presionar).

Un perro ciego no es un animal que tenga que estar todo el día en casa. Sácalo a pasear como siempre, y disfruta de su compañía
Pruebas y diagnóstico veterinario

- Reflejo de amenaza y deslumbramiento: cerrar párpados ante un gesto y respuesta de pupilas a la luz.
- Prueba del algodón (a unos 30 cm, inodoro y silencioso): si no sigue su caída, hay déficit visual.
- Prueba con obstáculo: se guía al perro hacia un objeto inodoro; si tropieza, indica problema.
- Schirmer para lágrima, lámpara de hendidura y oftalmoscopio para evaluar estructuras.
- Fluoresceína para descartar úlceras y tonometría para medir la presión (sospecha de glaucoma).
Causas más frecuentes

- Envejecimiento: endurecimiento/enturbiamiento del cristalino.
- Cataratas congénitas o adquiridas (trauma, diabetes), impiden el paso de luz.
- Glaucoma: aumento de presión por exceso de humor acuoso o mala salida; produce dolor y daño irreversible.
- Desprendimiento de retina: por hipertensión, inflamación, tumores o hemorragias.
- Uveítis e infecciones (p. ej. leishmaniosis corneal).
- Trastornos hereditarios: atrofia progresiva de retina y SARDS (pérdida súbita).
- Enfermedades sistémicas (cardíacas, renales o hepáticas) que cursan con hipertensión oculares.
Tratamiento y cuidados diarios

- Cataratas: cirugía si la retina está íntegra.
- Glaucoma: gotas y terapia de infusión; si hay dolor persistente, valorar cirugía.
- Retina desprendida: tratamiento según causa y extensión.
En casa, facilita su autonomía: no cambies el entorno, deja sus cuencos de comida y agua donde siempre, libera pasillos y retira obstáculos. Si hay escaleras, coloca barreras para bebés en cada extremo. Háblale en voz clara para que te ubique, ajusta bien la correa en la calle y vigila que no haya objetos punzantes en el suelo. Evita sorpresas por detrás y preséntale personas o perros con voz antes del contacto.
Ten presente que muchos perros adoptan la pérdida de visión con naturalidad gracias a su olfato y oído. La detección temprana y la consulta con un veterinario de confianza marcan la diferencia en pronóstico, manejo del dolor y calidad de vida.
Identificar a tiempo signos como tropiezos repetidos, rechazo a salir de noche, cristalino turbio, pupilas poco reactivas o cambios de carácter permite actuar antes y mantener una vida plena y segura para tu compañero.