Hay quienes afirman que distinguen distintas emociones en las expresiones faciales de su perro, algo totalmente lógico si tenemos en cuenta que hasta los expertos más prestigiosos han realizado estudios que demuestran que estos animales son capaces de manifestar sentimientos. La risa es uno de ellos.
Solemos ver cómo se crea una especie de sonrisa en su caras cada vez que juegan, caminan o se relajan después del paseo, algo parecido a lo que ocurre en los seres humanos. Este hecho fue estudiado por primera vez por el científico Konrad Lorenz, que afirmó: «al sonreír, el perro abre de forma ligera sus fauces y enseña un poco la lengua». Es lo que este ganador del Premio Nobel de Medicina afirma en su libro «Man meets dog», de 2002.
Más recientemente, en el año 2011, vieron la luz los resultados del estudio liderado por el profesor Nicholas Dodman, de la Escuela Cummings de Medicina Veterinaria de la Universidad Tufts (Massachusetts). Concluye que estos animales pueden comprender emociones y sonreír, haciendo una mueca con sus labios. Afirma, además, que tienen su propio sentido del humor.
Por otro lado, la experta en comportamiento canino Patricia Simonet, de la Universidad de Sierra Nevada (EEUU) estudió la «risa» de los canes utilizando potentes micrófonos, grabándolos mientras jugaban entre ellos. Observó que su jadeo era distinto cuando más se divertían, siendo más entrecortado. «Para un oído humano no entrenado, la risa del perro emitiría un sonido similar a un hhuh, hhuh«, explica Simonet.
Si observamos bien, podremos distinguir estas carcajadas y sonrisas en nuestra mascota. Veremos cómo estira los labios y eleva las comisuras, abriendo ligeramente la boca y dejando ver los dientes y la lengua. Todo ello acompañado de una inclinación hacia adelante y un movimiento rápido de cola. Se mostrará así sobre todo en sus ratos de juego con nosotros y con otros perros.