Probablemente habremos observado que cuando regañamos a nuestro perro, éste adquiere una expresión peculiar. Muchos dueños lo asocian a la culpabilidad que siente el animal al saber que no se ha portado como debía, pero todo ello tiene sus matices. Según los expertos, los canes no sienten vergüenza ni culpabilidad.
Uno de los estudios que más destacan al respecto es el de Alexandra Horowitz, etóloga y profesora asociada del Barnard College de Nueva York. Bajo el nombre de «Dentro de un perro: qué ven, qué huelen y qué saben los perros», el proyecto recoge los resultados de unos curiosos experimentos. Se grabó en video a 14 canes cuyos dueños dejaron solos en una habitación tras ordenarles que no comieran unas golosinas que tenían a su alcance.
Algunas mascotas obedecieron, mientras que otras no. Pero independientemente de sus acciones, fueron regañados por sus dueños cuando entraron de nuevo en la sala. Sus reacciones fueron las mismas; todos ellos adoptaron la misma expresión de «culpa». «He descubierto que la expresión (de culpa) aparece frecuentemente cuando los dueños regañan a sus perros, independientemente de si el animal le ha desobedecido o no», explica Horowitz. «No quiero decir que los perros no puedan sentirse culpables, simplemente que la ‘cara de culpa’ no es uno de los indicativos de ello», aclara.
Expertos como la etóloga estadounidense Patricia B. McConnell, autora de libros de adiestramiento canino como «Al otro extremo de la correa», opinan que somos los seres humanos los que asociamos esta emoción a determinadas expresiones de los canes. Sin embargo, esto no quiere decir que estos animales no sean capaz de sentir culpabilidad, sólo que aún desconocemos cuál es su manera de manifestarlo.
Por otro lado, debemos saber que estos animales pueden aprender a poner «cara de culpabilidad» para evitar el conflicto. Es decir, que al observar que sus dueños reaccionan de manera amable ante este gesto, lo repiten como mecanismo para librarse de nuestro castigo.